domingo, 28 de septiembre de 2008

VIOLENCIA FAMILIAR Y SOCIAL

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

ÍNDICE

I. VIOLENCIA FAMILIAR Y SOCIAL
1. ANTECEDENTES
2. CONCEPTO
3. TIPOS DE VIOLENCIA FAMILIAR
3.1. Violencia Económica
3.2. Violencia Física
3.3. Violencia Sexual
3.4. Violencia Psicológica
3.5. Violencia por omisión
4. CAUSAS DE LA VIOLENCIA FAMILIAR
4.1. Mitos sobre la violencia familiar
4.2. El machismo
4.3. El alcoholismo: ¿causa o factor de riesgo?
4.4. Los problemas económicos: otro entorno de violencia
4.5. La actitud de las autoridades
5. NIVELES DE VIOLENCIA FAMILIAR
5.1. Conciliación y violencia familiar
5.1.1. Argumentos en contra de la conciliación
5.1.2. Argumentos a favor de la conciliación
6. CIFRAS DE VIOLENCIA FAMILIAR
6.1. A NIVEL NACIONAL
7. ABUSO SEXUAL DENTRO DE LA FAMILIA
7.1. Violación por un conocido: tenebrosos secretos de familia
7.2. Familias de alto riesgo
8. DATOS EPIDEMIOLÓGICOS
8.1. PREVALENCIA DE LA VIOLENCIA
9. INCIDENCIA DE VIOLENCIA Y ABUSO SEXUAL FAMILIAR EN PIURA
9.1. Estadísticas Desde El Año 2002 Al 2007
9.2. Actualización De Datos Del Año 2008
9.2.1. NUMERO DE CASOS POR MESES Y SEXO
9.2.2. NUMERO DE CASOS POR MESES
9.2.3. NUMERO DE CASOS POR SEXO
9.2.4. NUMERO DE CASOS POR MESES Y GRUPOS DE EDAD
9.2.5. NUMERO DE CASOS POR EDAD
9.2.6. NUMERO DE CASOS POR MESES Y TIPO DE VIOLENCIA
9.2.7. NUMERO DE CASOS POR TIPO DE VIOLENCIA
9.2.8. CASOS ESPECIALES
9.9.9. NUMERO DE CASOS POR GRUPO DE EDAD Y TIPO DE VIOLENCIA
9.9.10. NUMERO DE CASOS POR TIPO DE VIOLENCIA Y ESTADO DEL AGRESOR

II. LA VIOLENCIA SOCIAL EN LA HISTORIA
1. VIOLENCIA SOCIAL
2. EL PODER EN LA SOCIEDAD
3. MALTRATO INFANTIL
3.1. Tipos de maltrato
3.2. Operacionalización de términos
3.2.1. Abuso físico
3.2.2. Abuso sexual
3.2.3. Abandono físico
3.2.4. Abandono emocional
3.2.5. Abuso emocional
3.3. Factores de riesgo
3.3.1. Modelo sociológico
3.3.2. Modelo psicológico psiquiátrico
3.3.3. Modelo de Vulnerabilidad del niño
3.4. Mitos
4. VIOLENCIA Y EXCLUSIÓN SOCIAL
4.1. La pobreza como exclusión social
4.2. Inclusión simbólica y exclusión social
4.3. Los Criterios Sociales del Éxito o la iniciación a una manera de ser, de pensar y de sentir
4.4. La ruptura de las solidaridades tradicionales, cuando la violencia se instala como cultura
4.5. Respuestas
4.6. Alternativas

III. LEGISLACION NACIONAL
1. ESCENARIO POLÍTICO
2. CAMBIOS LEGISLATIVOS

IV. ANEXOS

V. CONCLUSIONES

VI. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS


INTRODUCCIÓN

Violencia... es un fenómeno acerca del cual tenemos intensas vivencias; es parte de nuestra experiencia cotidiana. En ocasiones, en forma invisible, su presencia acompaña nuestras interacciones diarias. Podría decirse que la violencia circula en nuestro entorno.
Durante ya mucho tiempo nos hemos encontrado con problemas sociales que son recurrentes y que no son nada nuevos, que en muchas ocasiones nos hagan creer que el Estado encontró la solución a un problema que comienza en muchas de las ocasiones la podemos considerar como una falacia.
Nuestra sociedad está atravesada por la violencia, como toda sociedad de clases. Se establecen relaciones de poder entre dominadores y dominados, donde aparece la opresión, el autoritarismo y la discriminación.
Existen distintas formas de violencia en el mundo: guerras, asesinatos, torturas, desapariciones, para las cuales se han buscado diferentes formas de combatirla. Pero existe también la violencia intrafamiliar o doméstica frente a la cual nuestra sociedad no ha encontrado caminos de solución suficientes.
La violencia se ha hecho algo cotidiano, al punto que sólo consideramos como tal la agresión física o los atentados contra la propiedad, agresiones verbales, " desmanes" en los estadios de fútbol o espectáculos; esto lo observamos a diario en los medios de comunicación.
Sin embargo la sociedad convive con otro tipo de violencia que se desarrolla en silencio y por lo tanto no es noticia: mortandad infantil, desocupación, carencia de buenos servicios sanitarios, salarios paupérrimos, escasez de vivienda, etc., en definitiva, toda la sociedad experimenta la violencia.
Frente a esta realidad, el ser humano ha desarrollado mitos y prejuicios para comprenderla, así nos paramos frente a esta problemática con pre - conceptos que nos impiden abordar la situación; también nos paraliza el carecer de respuestas para esta realidad y no conocer el modo de operar sobre ella para modificarla.

LOS AUTORES


VIOLENCIA FAMILIAR Y SOCIAL
I. VIOLENCIA FAMILIAR
1. ANTECEDENTES[1]
La violencia familiar y sexual constituye uno de los mayores problemas para las mujeres y la infancia en el país. Según la ENDES 2000 el 41.2%, de las mujeres alguna vez unida ha sido maltratada por su esposo o compañero, la que se confirma con los datos de la ENDES continua 2004-2005, con una prevalencia de vida de 42.3%. Según datos del PNCVFS a diciembre 2007, tenemos que se han atendido 33,219 casos de violencia familiar y sexual en los Centros Emergencia Mujer a nivel nacional.
En relación a los niños y niñas, se señala que el 41% de éstos son golpeados por los padres “como método natural de disciplina y educación”. De la misma manera, el 33% de las mujeres, cree que para educar a los hijos es necesario usar algunas veces el castigo físico. Además, un 49% de niñas y niños reciben golpizas por parte de los padres, siendo considerada esta práctica por los propios niños y niñas como un método natural de disciplina y educación, esto se torna crítico ya que “la ideación suicida en la población maltratada es significativamente mayor que en la población en general”
De acuerdo a una investigación desarrollada por UNICEF (2001) se estimó que 8 de cada 10 casos de abuso sexual tienen como victimario a un miembro del entorno familiar, y 6 de cada 10 embarazos en niñas de 11 a 14 años son producto de incesto o violación.
A través de nuestra historia y en la actualidad observamos diversas formas de injusticia en la sociedad. Una de ellas, por ejemplo se da en el plano económico; los que tienen mucho dinero son pocos, pero cada vez se hacen más ricos y los pobres que son muchos, cada vez se hacen más pobres.
Lo que sucede en nuestro país no es la excepción de lo que ocurre en el mundo. Esta realidad provoca una serie de frustraciones que generalmente se manifiestan en violencia. Es por ello que continuamente observamos este problema en la mayoría de los integrantes de nuestra sociedad.
Son repercusiones de esta problemática el bajo nivel educativo que alcanzan los estudiantes, la información cultural es cada día más alienante, los comportamientos sociales basados en prejuicios, estereotipos y en las familias se observa que la relación entre sus integrantes gira en torno a discusiones, desequilibrio en los roles, negligencia, falta de atención en la salud de sus integrantes, etc.
2. CONCEPTO
Se denomina Violencia familiar al conjunto de conductas, acciones u omisiones habituales, ejercidas contra la pareja u otro miembro de la familia, con el propósito explícito o no de mantener el control de la relación. Dichas conductas adoptan formas físicas, psicológicas y/o sexuales, y/o atentan contra las propiedades o individuos relacionados con la pareja u otro integrante de la familia o involucran aislamiento social progresivo, castigo, intimidación y/o restricción económica[2].
En la violencia familiar la agresión constituye el estilo de la relación en la pareja y a partir de ella se construyen patrones específicos de comunicación, negociación y resolución de problemas. Siendo la agresión una manifestación de los conflictos que surgen al interior de la familia.
Según la OPS (Organización Panamericana de la Salud)-OMS (Organización Mundial de la Salud) la violencia en la familia es la agresión física y psicológica o sexual, cometida por el esposo o conviviente, abuelos, padres, hijos, hermanos, parientes civiles u otros familiares. También comprende los tutores o encargados de la custodia[3].
En un sentido más amplio se define como las distintas formas de relación agresiva que caracterizan de modo permanente o cíclico al vínculo intrafamiliar. Todo miembro de la familia, cualquiera sea su sexo (mujer o varón) o edad (niños, adolescentes, adultos, etc.), puede ser agente o víctima de esta relación abusiva y agresiva.
Son innumerables las formas de violencia familiar. Puede pensarse en violencia hacia los mayores, entre cónyuges, hacia exconyuges, entre convivientes, hacia exconvivientes, hacia los niños, las mujeres, los hombres, los discapacitados, etc. Además siempre es difícil precisar un esquema típico familiar, debido a que la violencia puede ser física o psíquica, y ocurre en todos los grupos sociales, culturas y edades. La mayoría de las veces se trata de los adultos hacia uno o varios individuos.
En la práctica el maltrato tiende a “naturalizarse”, es decir, se torna cotidiano, sobre todo a través de conductas violentas que no son sancionadas como tales. Muchas personas que maltratan son consideradas (y se consideran a sí mismas) como de mayor poder hacia quienes son consideradas (y se piensan a sí mismas) como de menor poder.
3. TIPOS DE VIOLENCIA FAMILIAR[4]
Se distinguen los siguientes tipos de violencia:
1. Violencia Económica: Referida a malos tratos de tipo material. Viene a ser el acto de no cubrir las necesidades básicas de la persona pudiendo hacerlo y ejercer control a través de recursos económicos.
2. Violencia Física: Toda aquella conducta que directa o indirectamente esté dirigida a ocasionar un daño o sufrimiento físico sobre la persona, tales como heridas, hematomas, contusiones, excoriaciones, dislocaciones, quemaduras, pellizcos, pérdidas de dientes, empujones o cualquier otro maltrato que afecte la integridad física de las personas, así como toda conducta destinada a producir daño a los bienes que integran el patrimonio de la víctima
3. Violencia Sexual: Toda conducta que amenace o vulnere el derecho de la persona a decidir voluntariamente su sexualidad, comprendida en ésta no sólo el acto sexual sino toda forma de contacto o acceso sexual o no genital. Se refiere básicamente al abuso sexual. Viene a ser la imposición de actos de carácter sexual contra la voluntad de la otra persona. Como por ejemplo, exposición a actividades sexuales no deseadas o la manipulación sexual.
4. Violencia Psicológica: Se presenta en forma de intimidación, amenazas, insultos, control, aislamiento y devaluación de la persona. Ciertas conductas de maltrato que constituyen violencia psicológica, se tornan cotidianas y son consideradas como algo “natural” y parte de la relación de pareja. La víctima no se da cuenta hasta que el abuso, la manipulación y el maltrato se han instaurado crónicamente en la relación. Por lo general la toma de conciencia y la búsqueda de ayuda llegan cuando la autoestima ya se encuentra disminuida y gravemente lesionada.
5. Violencia por omisión: son los casos en los que la inacción constituye una forma de asegurar que la situación de violencia se mantenga. El silencio, la indiferencia, el abandono, la negligencia pueden constituir formas de agresión aunque no se explicite la voluntad de hacer daño al otro.
La violencia por omisión es muy frecuente en situaciones de maltrato infantil y se caracteriza por el descuido de los padres con respecto a las necesidades vitales de los hijos; generalmente el cuidado es deficiente y esto permite que los niños o adolescentes sean víctimas de accidentes o enfermedades evitables. Actitudes similares se pueden producir respecto a los ancianos, los discapacitados y otras personas en situación de dependencia temporal o permanente.
La violencia por lo general se inicia luego de ciertos eventos importantes que provocan cambios en la dinámica familiar, como son: el inicio de la convivencia, durante el primer embarazo, el nacimiento del primer hijo, la infidelidad, entre otros.
4. CAUSAS DE LA VIOLENCIA FAMILIAR[5]
Las causas principales de la violencia familiar en el Perú son:
Raíces culturales e históricas.
Medios de comunicación.
Consumo de drogas.
Incompatibilidad de caracteres.
Ausencia de comunicación asertiva, y precarias relaciones humanas.
"Instancias como los cuarteles de servicio militar en el Perú"
Dependencia económica de la víctima, etc.
4.1. Mitos sobre la violencia familiar
A continuación analizaremos algunas de las ideas equivocadas que muchas personas tienen sobre la violencia familiar y que en América Latina están más extendidas de lo que parece. Al estar muy presentes en la mentalidad colectiva, estas concepciones también lo están en las autoridades y los funcionarios estatales.
En algunos sectores se continúa pensando que la violencia familiar se debe a la desobediencia de la víctima, que constituye una especie de sanción por su rebeldía. Esta perspectiva revela una concepción tradicional de familia patriarcal en la cual los integrantes del núcleo familiar deben someterse a las decisiones impuestas por el "jefe" de familia. Hasta hace relativamente poco tiempo, esta concepción se reflejaba en la legislación de muchos países. Así, se señalaba que el esposo era quien fijaba el domicilio conyugal, encabezaba a la familia y tomaba las decisiones por los dos miembros de la pareja.
Por ejemplo, el Código Civil peruano del año 1852 trataba las relaciones de pareja en el capítulo relativo a la patria potestad. El Código del año 1936, que estuvo vigente hasta 1984, señalaba que el cónyuge era el jefe del hogar y quien fijaba el domicilio. En el Ecuador, hasta la Constitución del año 1967, que estableció la igualdad de derechos de los cónyuges, las mujeres casadas no podían ni siquiera comparecer en un juicio si carecían de la autorización del esposo.
Las leyes establecían el deber del marido de proteger a la mujer, mientras que ésta estaba obligada a obedecerlo. Dado que la autoridad estaba concentrada en el varón, la desobediencia de la mujer o de los hijos era considerada una justificación suficiente para aplicar la severidad y, de ser el caso, la violencia física. En este contexto, se creía que la mujer era la verdadera responsable de la agresión que sufría, dado que la violencia no estaba considerada un acto arbitrario sino una consecuencia del incumplimiento de las obligaciones por parte de ella. No era posible denunciar al cónyuge ni siquiera por violación, debido a que se pensaba que la mujer debía someterse a él en toda circunstancia.
Inclusive, hasta hace menos de diez años en varios países estaba legalmente permitido el matrimonio de una mujer con su violador, puesto que se consideraba que el perjuicio de haber perdido la virginidad y mantenerse soltera era una situación más grave que la convivencia permanente con el agresor. En ese contexto, la libertad y los derechos fundamentales de la mujer tenían un valor muy secundario.
Aunque las leyes han cambiado, reflejan que la mentalidad que hemos descrito aún subsiste. Como rezago de ésta, algunas autoridades prefieren todavía considerar que la violencia intrafamiliar es un asunto personal o privado, en el que una persona ajena no debe intervenir. Sin embargo, la violencia familiar afecta derechos fundamentales como la integridad física, la dignidad y la vida, y por lo tanto es un problema de interés público. Una autoridad estatal o comunitaria no puede ser indiferente o encogerse de hombros frente a este problema, ya que se trata de un asunto de interés público.
De lo contrario, termina volviéndose cómplice de la agresión, como también lo sería si se abstuviera de intervenir en una situación violenta en la que no hubiera un vínculo familiar entre las partes.
Existen otras percepciones frecuentes que atribuyen la violencia familiar a situaciones como los celos, la incomprensión, la intromisión de otros parientes o los problemas económicos. Si bien todos estos hechos son motivos habituales de discusiones y conflictos familiares, no puede caerse en el determinismo de sostener que los celos o los otros conflictos mencionados son las causas directas de la violencia, eximiendo de toda responsabilidad al agresor. Los hechos de violencia se producen en un contexto especial y las mencionadas situaciones pueden ser el detonante, el contexto o el pretexto pero no son la causa. Es importante evitar un discurso que basándose en problemas externos justifique o disminuya la responsabilidad de individuos concretos en casos de violencia familiar.
Entre los mitos sobre la violencia familiar existe también cierta justificación cultural pues la población menos occidentalizada considera que las mujeres y los niños no sufren por los maltratos dado que están acostumbrados a ellos. Inclusive se sostiene que las mujeres, especialmente las indígenas, disfrutan siendo golpeadas porque las agresiones del hombre demuestran el interés que éste siente por su pareja. Por ejemplo, la expresión "más me quieres porque más me pegas" atribuida a las mujeres andinas es una evidencia de cómo, en el sentir popular, se justifica la agresión física. La realidad es que muchas veces la mujer resiste porque no encuentra otra alternativa.
En muchos casos, es su propio entorno familiar el que la presiona a aceptar esta situación. Esto no quiere decir que estas prácticas culturales deban ser respaldadas por el Estado.
En un aparente esfuerzo por tolerar la diversidad cultural se ha llegado a señalar que determinadas formas de maltrato físico podrían ser aceptables si están extendidas en determinado grupo social, especialmente en la población indígena. En el fondo, la consecuencia de esta percepción es que continúe la violencia y se exima a las mujeres indígenas de la tutela jurisdiccional. Pretender que la mujer busca ser golpeada es asumir que no tiene dignidad. De esta forma, con una argumentación "progresista" se mantiene la percepción de que las mujeres con determinadas características étnicas o culturales tienen menos derechos que las demás.
Finalmente, se afirma que tanto hombres como mujeres pueden ser víctimas de la violencia familiar y se sostiene que atribuir características de debilidad a la mujer constituye un mito. De esta manera se relativiza la situación de vulnerabilidad en la que están muchas mujeres por el hecho de ser tales. En realidad, la abrumadora mayoría de agresiones domésticas se cometen contra mujeres.1 Por ello también es válida la denominación violencia contra la mujer que señala tanto la legislación de algunos países como los principales documentos internacionales.
Muchas personas, especialmente las autoridades, emplean estas ideas para no asumir su responsabilidad. Tratan de creer que este tipo de agresiones no constituyen un conflicto muy grave, que se trata de un asunto privado o que, en todo caso, probablemente la responsabilidad es de la propia mujer. Todas estas ideas les permiten tranquilizar sus conciencias pero a costa de que no se tome en serio este problema y de que la violencia siga creciendo.
A continuación revisaremos algunos de los factores que explican la violencia intrafamiliar pero debemos aclarar que, generalmente, ésta es policausal: en una misma situación concurren varias de las razones mencionadas. No puede negarse que también existen explicaciones personales: el agresor puede tener problemas psicológicos o ser un criminal. Sin embargo, lo que vamos a desarrollar a continuación son las explicaciones que se repiten reiteradamente en la mayoría de los casos que llegan ante el juez de paz o las autoridades encargadas de atenderlos, es decir, las causas sociales.
4.2. El machismo
Es la causa principal que subyace en las situaciones de violencia familiar. El machismo es una forma de socialización y aprendizaje de roles: muchos hombres en América Latina son educados con la concepción de que las mujeres son seres inferiores y que en las relaciones familiares ellas deben subordinarse a sus decisiones. Con frecuencia los adultos alientan a los niños varones a no controlar sus impulsos, a mostrarse agresivos y a desarrollar y emplear su fuerza física. Expresiones como "los hombres no pueden llorar" refuerzan estas ideas.
Por otro lado, en el proceso de socialización de las mujeres todavía es habitual que se les enseñe a ser sumisas y a servir a los demás: primero a sus padres y hermanos varones, después al esposo y finalmente a los hijos. Además, se considera que la abnegación es una virtud femenina: es bien visto que una mujer resista el sufrimiento y se sacrifique por los demás. En caso de que la mujer incumpla sus obligaciones, se considera válido que sea corregida. De esta percepción de los roles en las relaciones de pareja emana muchas veces la violencia familiar, que es vista como si se tratara de una corrección para mantener el principio de autoridad. Si bien esta socialización es mucho más evidente en los sectores populares, aun en familias de clase media y alta la subordinación de la mujer al varón suele ser valorada.
En muchas regiones todavía subsiste la mentalidad según la cual mientras el varón debe adquirir una profesión o conseguir un buen trabajo, el destino de la mujer consiste en casarse, cuidar el hogar, criar a sus hijos y mantener el estatus de su esposo. Por lo tanto, no es tan importante que ella se esfuerce por estudiar y tampoco que sepa cómo mantenerse. La realidad es que por la violencia política, la crisis económica y/o la migración, muchas mujeres se han convertido en jefas de familia y han tenido que sacar adelante a sus hijos.
El modelo de socialización de muchos niños varones determina que ellos crezcan viendo a sus hermanas dedicadas a las tareas domésticas, de las que ellos se encuentran libres. De esta forma, se termina pensando que la función de la mujer es atender a los hombres. La mujer siente que el bienestar del hogar es su responsabilidad y que si algo falla es por su culpa; por ello asume que la violencia que sufre se debe a que no cumplió con sus obligaciones. En la práctica, el machismo implica que el varón considere que si está en un estado de tensión o de fastidio, puede desahogarse causando sufrimiento a la mujer debido a que los sentimientos y la autoestima de ella son menos importantes.
En las zonas rurales, hasta hace poco tiempo la mayoría de padres de familia no enviaba a sus hijas a estudiar o se conformaba con que aprendieran a leer y escribir. Si bien esta situación está cambiando, en algunos países se puede encontrar todavía que de cada cuatro analfabetos, tres son mujeres, y en algunos lugares muy aislados la gran mayoría de mujeres son analfabetas. En general, en estos ámbitos sólo unas pocas mujeres terminan la secundaria y son menos aún las que llegan a la educación superior.
En los sectores rurales también hay algunos padres de familia responsables que precisamente por ser conscientes de que viven en una sociedad machista se preocupan porque sus hijas tengan una buena educación. Saben que la gente respeta mucho a las personas educadas y que si sus hijas aprenden a valerse por sí mismas, vivirán con menos inseguridad y dependencia.
Sin embargo, ésta no es la regla general. Como resultado de ello, tenemos que un elemento presente en la mayoría de hogares en los que hay violencia familiar es la dependencia económica de la mujer: ella no tiene una forma propia de sostenerse ni a sí misma ni a sus hijos y por eso se resigna a soportar agresiones. Naturalmente que el esposo o conviviente comprende la situación y la aprovecha para abusar; con el fin de que la mujer se mantenga sumisa, le reitera que él es quien la mantiene. Estas mujeres no pueden imaginarse cómo sería su vida sin su pareja y frente a la incertidumbre, resisten situaciones de violencia. Algunas optan por aceptar las reglas del agresor, complaciéndolo en todo lo que esté a su alcance para no darle motivos de disgusto.
En algunos casos, la dependencia económica es generada por el esposo: la mujer puede estar preparada para trabajar pero él, por celos o por orgullo, no se lo permite.
Existe también la llamada dependencia afectiva: algunas mujeres consideran que si se separan del hombre que las maltrata, no van a ser capaces de establecer una nueva relación. Este tipo de mujer siente mucho temor a la soledad e intenta imaginar que el agresor en el fondo la quiere. Cuando él se arrepiente y le pide perdón, ella cree que es sincero —habitualmente, él también lo cree—.
Después de una agresión, ella trata de recordar los momentos en que él le mostró afecto y respeto. Estas mujeres tienen un problema de autoestima que es producto del contexto cultural que las desvaloriza.
Muchas mujeres golpeadas terminan creyendo que merecen los maltratos y llegan a pensar que son inferiores. Al mismo tiempo, muchos agresores tienen también problemas de autoestima y sienten gran inseguridad.
Estas concepciones que pueden ser de carácter social, cultural o psicológico están con frecuencia en el fondo del problema. Como nos podemos imaginar, las causas sólo se pueden enfrentar a largo plazo mediante una educación que se proponga cambiar estos patrones culturales interiorizados en la mayoría de la población.
A la autoridad también le corresponde intervenir en este ámbito mediante una serie de tareas educativas pero su labor fundamental consiste en evitar que los hechos de violencia continúen y para esto debe ser consciente de que hay otros factores que incrementan la posibilidad de que estalle el conflicto.
4.3. El alcoholismo: ¿causa o factor de riesgo?
En muchos lugares de América Latina el consumo de licor forma parte de la cultura. Sin embargo, si éste es excesivo llega a ser dañino para el propio bebedor y para su familia. Una muestra de ello es que pese a que se sabe que el alcohol metílico genera daños permanentes al sistema nervioso, su consumo es habitual en Bolivia y el Perú. El ingerir licor de manera desordenada incrementa las posibilidades de morir —y matar— en accidentes de tránsito.
Un alto porcentaje de casos de violencia familiar se producen cuando el agresor está en estado de ebriedad. Aunque tiende a pensarse que el alcoholismo afecta solamente a los sectores rurales, en realidad está muy extendido en nuestra sociedad. Con frecuencia lleva a un estado de irritabilidad o de disminución de las inhibiciones que desemboca en hechos violentos —dirigidos contra familiares u otras personas— que el agresor no cometería si estuviera sobrio, por las inhibiciones mencionadas. Bajo los efectos del licor se incrementan las posibilidades de cometer atropellos.
Sin embargo, el alcohol en sí mismo no es la causa de la violencia.
Una persona en estado de ebriedad no realizará acciones que le disgustan profundamente —por ejemplo, ingerir una comida que le desagrade—. El rol del alcohol en la violencia familiar es facilitar que ésta se desarrolle, eliminando las inhibiciones del agresor y poniendo de manifiesto la actitud de subordinación y dominación hacia la pareja. Además, el alcohol incrementa la frecuencia de los estallidos de violencia y la intensidad de éstos. Por ello es bastante lógico que la gran mayoría de denuncias se presenten en los casos en los que el agresor ha estado ebrio, porque suelen ser los más graves.
Sin embargo, como hemos señalado, no es el alcohol, en sí mismo, el que origina la violencia. El alcoholismo no debe ser considerado un vicio o un pecado sino más bien una enfermedad que se caracteriza porque la persona afectada siente que su propio organismo le reclama que ingiera licor, así como los demás seres humanos sentimos la necesidad de comer o tomar bebidas no alcohólicas. A pesar de que el alcohólico asegure que no va a beber más, es muy probable que continúe haciéndolo y por tanto causando daños permanentes a su organismo. Algunos adictos pueden vencer el alcoholismo mediante la religión pero por lo general lo más apropiado es un tratamiento médico que está fuera del alcance de la mayoría de personas, especialmente en los sectores populares y en el mundo rural.
Si una persona alcohólica agrede con frecuencia a su familia, es importante comprender que la pareja y los hijos pueden estar corriendo un serio peligro si continúan viviendo con ella; esto es algo que a veces a ellos mismos, por razones afectivas, les cuesta aceptar.
También es necesario recalcar que los hechos de violencia cometidos bajo los efectos del alcohol son mucho más graves que aquellos cometidos en una situación normal.
Cuando el hombre es alcohólico, ninguna autoridad puede imponer a la mujer que permanezca a su lado o regrese a vivir con él. Si ella desea hacerlo, la autoridad debe advertirle qué consecuencias puede tener esta decisión. Hay que tener en cuenta que parte del cuadro consiste en que el alcohólico no recuerda sus actos de violencia y manifiesta un arrepentimiento sincero; sin embargo, este olvido no puede servir de disculpa sino como una muestra de que no se puede controlar.
4.4. Los problemas económicos: otro entorno de violencia
Hace algunos años, después de que en una región del Perú se produjera un severo desastre natural, durante varios meses los casos de violencia familiar se elevaron exponencialmente. En opinión de quienes debían atenderlos, esto era una consecuencia de los problemas económicos generados por el desastre. Los estudios al respecto indican que el individuo puede sentir rabia por las dificultades económicas que enfrenta y culpabilizar a su familia por esta situación.
Mediante este mecanismo psicológico traslada la carga de responsabilidad a sus familiares y puede llegar a agredirlos. Al sostener que los problemas económicos de una pareja o del jefe de familia generan agresiones no intentamos justificar estos hechos sino señalar que existen contextos que favorecen que las relaciones machistas dentro de la familia se manifiesten con violencia.
A diferencia de otras dificultades que agravan las tensiones al interior de la familia pero tienen un carácter más focalizado —como la intromisión de un pariente o una enfermedad—, las carencias económicas llevan a que todos los integrantes del grupo familiar se sientan agobiados por un problema cuya solución no está a la vista y frente al cual se sienten impotentes. Las tensiones pueden aparecer de muchas maneras pero generalmente activan las tendencias machistas. Este contexto también favorece que el consumo de licor genere violencia.
Debe comprenderse que estas tensiones no se relacionan automáticamente con la violencia familiar. Muchos hogares atraviesan problemas económicos muy graves sin caer en situaciones de maltrato. Los hechos de violencia se producen cuando, además de las necesidades económicas apremiantes, existe un componente de machismo que genera que el varón se sienta especialmente cuestionado en su rol de proveedor de bienes materiales a la familia y considere válido descargar sus tensiones en las personas que viven con él, asumiendo de manera consciente o inconsciente que sus problemas económicos lo justifican.
Cabe señalar, por último, que ésta tampoco es una situación que se presente exclusivamente en los sectores pobres. En otros ámbitos sociales también ocurren hechos de violencia cuando se produce una pérdida de estatus o cuando los integrantes de la familia sienten que súbitamente determinados bienes o servicios a los que estaban habituados ya no están a su alcance. Sin embargo, por lo general las mujeres pobres están más expuestas a padecer la agresión de sus parejas.
4.5. La actitud de las autoridades
Otro importante factor que mantiene irresolutos muchos casos de violencia familiar es la actitud de las autoridades hacia este problema.
Con frecuencia los policías, los jueces de paz, los fiscales y las autoridades de la comunidad tienen sobre la violencia familiar las mismas ideas que hemos presentado. Por eso las víctimas tienden a pensar que es inútil presentar una denuncia.
Las mujeres víctimas de la violencia familiar desconfían de las autoridades porque creen que no serán bien atendidas o que les echarán la culpa de lo que pasó. Además, para muchas mujeres maltratadas es vergonzoso y difícil exponer su situación ante un hombre, aunque sea policía o juez.
En los diversos países, las leyes contra la violencia familiar dedican especial atención al trabajo de la Policía, pero también es verdad que muchos miembros de esta institución todavía no conocen esas normas. Por ejemplo, no debería ser necesario que la víctima esté impulsando permanentemente la investigación, pero la Policía muchas veces no cumple con su responsabilidad de continuar la investigación de oficio, es decir por su propia iniciativa. Es indispensable que el trabajo de prevención de la violencia familiar incluya la tarea de impartir a los policías información sobre sus funciones.
Es fundamental que todas las autoridades involucradas tengan conciencia de que su lentitud o insensibilidad pueden contribuir a agravar las situaciones de violencia familiar.
4.6. ¿Cómo se promueve la violencia?[6]
a). Medios de comunicación
La televisión está dedicando más de 15 minutos de sus noticieros para transmitir imágenes de violencia, con el objetivo de llamar la atención de las personas, lo que incita el morbo. Los dibujos animados, el Internet y los videojuegos se han centrado a describir violencia, tanto real como imaginaria. Las novelas también describen la violencia pero no plantean un sentido crítico para cambiar este hecho. La música que escuchan los jóvenes tiene un alto contenido de violencia: Agárrala, pégala, azótala, sácala a bailar, son las letras de una canción de reguettón.
b). Comunidad
La inseguridad del ciudadano ha provocado que se asimilen contenidos violentos como mecanismos de protección. Esta es una demostración de la crisis moral, pues es común ver conductas agresivas en el bus, caminando, en una tienda, en las prácticas deportivas y otros espacios de la comunidad.
c). Escuela
En el Perú hay muchas escuelas que tienen como única forma de manejar la disciplina la imposición del castigo de tipo verbal o físico, e inclusive se llega a tal nivel que los padres lo consienten e incentivan.
d). Familia
Algunos padres han recibido una educación basada en violencia y están convencidos que ésta es la mejor forma de educar a los hijos.
Los prejuicios como el machismo justifican para el agresor y la víctima la violencia ejercida.
5. NIVELES DE VIOLENCIA FAMILIAR[7]
Existen 2 niveles desde los cuales se configura la violencia familiar: Producida desde espacios externos a la familia y a partir del espacio interior de los mismos.
1º. En el Perú, la violencia familiar desde espacios externos se explica desde su herencia colonial e histórica irresuelta, que se viene arrastrando pese a que la sociedad ha cambiado enormemente. "Es sobre este piso sobre el cual tenemos que leer la dramaticidad del problema de la violencia, la omnipresencia de la violencia en el Perú."
Nuestra sociedad peruana está estructurada sobre violencia que la historia ha registrado constantemente, por ejemplo: La violencia política creada por el Estado (ejército) de una parte y los grupos alzados en armas por otro que dejaron no apenas poblaciones enteras en riesgo de seguridad, agudizando la situación de pobreza, dado que los costos sociales que generaron todavía son, en pleno 2000, difícil de superar. De manera que la violencia familiar desde espacios externos, se vincula de lo micro social (vida cotidiana) con el terreno de lo macro (violencia estructural); cumpliendo la familia un rol protagónico como núcleo productor de la violencia interviniendo en la gestación, reforzamiento y acumulación de formas diversificadas de ésta.
No se puede decir sin embargo, que la violencia familiar se origina exclusivamente en la familia o únicamente en la sociedad, sino que es un proceso de mutua generación e interrelación.
2º. La violencia familiar que se desarrolla en el espacio interior de la familia, comprende una dinámica de 3 etapas, constituyéndose en un círculo vicioso y repetitivo (Ciclo de la Violencia Familiar). Aunque no todos los casos de violencia son iguales, es posible hallar algunas constantes y fases que se van reproduciendo:
1. Acumulación de tensión: En esta fase, el agresor acumula tensión. Se muestra nervioso, irritable y no reconoce su enfado. Manifiesta hostilidad, provocaciones y verbalizaciones ofensivas y agresivas. Comienza con sutiles menosprecios, ira contenida, fría indiferencia, sarcasmos, largos silencios. Se produce crecientes hostilidades en las que se manifiestan las actitudes machistas del varón que, saliendo del problema concreto, descalifica a la mujer. Pueden aparecer algunos episodios de comportamiento agresivo dirigido más hacia objetos que hacia su pareja (da portazos, arroja objetos, rompe cosas).
2. Explosión violenta: En esta etapa puede manifestarse un gran nivel de destructividad. Sigue una descarga incontrolada de las tensiones acumuladas (a través de agresiones físicas, psicológicas y/o sexuales tales como: golpes, insultos, frases hirientes, abuso sexual, etc.), ocurren crisis y agresiones de todo tipo. Luego de la descarga desaparece la tensión y el estrés en el agresor. Por lo general éste es el momento en que se produce la denuncia por violencia familiar. Si hay algún tipo de intervención-policía, fiscalía, familiares, amigos- el agresor aparenta calma y tranquilidad. Tiende a minimizar y culpar a la pareja diciendo que lo provocó, o que ella es la culpable de la situación. En esta fase los incidentes se tornan periódicos y las lesiones son cada día más graves. Cesa cuando el agresor descarga su tensión o repara en la magnitud del daño causado.
3. Arrepentimiento y reconciliación o “luna de miel”: Entra luego a una fase en la que el agresor muestra signos de arrepentimiento, se muestra amable, cercano y en ocasiones pide perdón o promete no volver a ejercer más violencia, trata inclusive de reparar el daño. Puede ocurrir que la mujer se sienta culpable creyendo que ella ha provocado el maltrato. El agresor da señales de amor y consideración y todo vuelve a ser felicidad. En caso de que la víctima haya presentado una denuncia, la retira o señala que el problema se ha solucionado. En muchos casos, la víctima recuerda las situaciones de armonía y reconciliación que experimentó como una manera de convencerse de que los problemas se van a solucionar por su propio peso. A esta falsa ilusión-“luna de miel”- sigue un nuevo ciclo de tensiones, desde el momento que considera que está perdiendo el control sobre su pareja. Este ciclo se vuelve a repetir una y otra vez.
Un fenómeno que se produce mientras este ciclo se repite es la asimilación, es decir, el modo en que el grupo familiar interioriza la situación; cada miembro de la familia representa y simboliza el hecho violento de determinada manera. La asimilación es la repercusión profunda que tienen las agresiones sobre la autoestima y autovaloración de los individuos. Normalmente, quienes enfrentan casos de violencia familiar olvidan este factor. Debido a la internalización de la violencia, es probable que el problema resurja y se inicie un nuevo ciclo de agresiones bien sea por venganza —cuando el causante de los hechos se ha visto avergonzado— o por rutina.
Conforme avanza el tiempo, el vínculo patológico se consolida y los ciclos van haciéndose cada vez más rápidos y más violentos. La integridad de la víctima se pone en riesgo; la situación se torna peligrosa y se requiere una rápida intervención. En realidad, la mayoría de las víctimas sólo denuncian la violencia familiar cuando las circunstancias son insoportables y existe riesgo para la vida de la mujer y de los hijos. Por eso quien recibe la denuncia debe tener cuidado en no considerar solamente el hecho aislado sino en indagar si la mujer ha venido padeciendo una serie de maltratos durante mucho tiempo. En casos así, el juez debe darse cuenta de que no se trata solamente de un episodio sino de una situación permanente.
5.1. Conciliación y violencia familiar
Uno de los temas polémicos en relación con la violencia familiar se refiere a la posibilidad de utilizar el mecanismo de conciliación para afrontarla. Algunas organizaciones de defensa de los derechos de la mujer cuestionan que los operadores de las denuncias sobre violencia familiar promuevan la conciliación como práctica permanente y, en algunos casos, obligatoria.
5.1.1. Argumentos en contra de la conciliación
Entre los argumentos que se mencionan para oponerse a la conciliación se señalan los siguientes:
a). Desbalance de poder: no es posible realizar un procedimiento de conciliación cuando las partes no se encuentran en situación de igualdad. Al respecto, es notorio que entre el agresor y la víctima no existe una relación equilibrada, lo cual implica que no se puede efectuar un procedimiento justo. La dificultad de la víctima para expresar sus propias necesidades genera que la conciliación se realice según le convenga al propio agresor, que de esta manera puede obtener las condiciones que le satisfagan.
Debe tenerse en cuenta que la conciliación es un mecanismo que funciona apropiadamente cuando hay igualdad entre las partes o cuando las diferencias son mínimas, lo cual permite que con la intervención del conciliador se puedan balancear esas disparidades.
Sin embargo, en un caso de violencia familiar la asimetría no sólo es excesiva sino que los esfuerzos del conciliador por reequilibrar la situación entre ambas partes son nulos sea porque el agresor no está dispuesto a ceder o porque, como casi siempre sucede, la víctima es incapaz de superar su estado de indefensión.
b). Cuestión de principios: Este aspecto es fundamental ya que si se asume que la violencia familiar afecta una serie de derechos fundamentales, tendría que reconocerse también que no es posible negociar en torno a ella.
Este argumento es uno de los ejes más importantes de las diversas posiciones que cuestionan toda posibilidad de conciliación cuando se trata de un caso de violencia familiar. La posibilidad de negociar un acuerdo se compara con una situación en la cual la víctima de la tortura se ve obligada a negociar con su propio torturador.
c). Ciclo de violencia familiar: No tendría sentido propugnar un acuerdo entre las partes si éstas se encuentran viviendo un ciclo de violencia. La conciliación probablemente se produciría en el contexto de la fase de arrepentimiento pero después la violencia se volvería a producir.
d). Inadecuada capacitación de los conciliadores: Se señala que el manejo de los conflictos familiares a través de la conciliación requiere una capacitación muy seria, especialmente en el tema de la violencia familiar. Lamentablemente, este aspecto no recibe la debida atención por parte de las entidades estatales que se ocupan de los asuntos de familia. Con frecuencia se ignora que los asuntos de familia requieren un enfoque sistémico. Esta omisión conduce a que por lo general los conciliadores terminen forzando a las partes a aceptar un acuerdo sin proporcionar mecanismos claros tendentes a que la violencia termine.
e). Prejuicios de los conciliadores: La mayoría de los conciliadores comparte las creencias predominantes en el medio social sobre la violencia familiar; estos prejuicios surgen durante el procedimiento conciliatorio, perturbando el desempeño de la autoridad. Por lo común estas ideas justifican al agresor e impiden que se proteja a las víctimas.
Por todas estas razones, se señala que la conciliación no garantiza adecuadamente que la situación de violencia se interrumpa, lo cual debería ser el principal objetivo de la intervención de las autoridades.


5.1.2. Argumentos a favor de la conciliación
Los principales argumentos de quienes consideran que es posible conciliar los conflictos familiares en los que se hayan producido situaciones de violencia son los siguientes:
a). La conciliación no se aplica en una situación de violencia: En un episodio aislado sí podría ser aceptada. Los casos de violencia familiar no siempre responden al mismo patrón. El ciclo de violencia que hemos expuesto no se produce automáticamente en todos los casos; por ende, es posible conciliar en aquellos en que la agresión haya surgido de manera aislada y no se haya afectado la integridad física ni mental de la víctima.
En este punto sería necesario distinguir entre un episodio de violencia aislado y una relación de pareja en la cual la agresión se ha instalado y aflora periódicamente. En este último caso, la conciliación no es el mecanismo adecuado.
En las conciliaciones sobre problemas familiares es frecuente que las partes hagan referencia a episodios de violencia sin considerar que ésta constituye un problema en sí mismo. Habría que distinguir los casos en los cuales la violencia es un hecho aislado de aquellos otros en los que se ha convertido en una pauta de interacción; en otras palabras, se trata de diferenciar los casos con violencia de los casos de violencia.
En los casos con violencia esta situación aparece como un hecho aislado producto del desborde de una crisis, lo cual probablemente implica que es posible ventilar los asuntos de fondo a través de la conciliación. Naturalmente, nos estamos refiriendo a episodios en los que no se ha puesto en peligro la vida ni la integridad de la víctima. Podemos determinar con claridad que en esta categoría se encuentran las injurias, el daño a los bienes de la víctima y los casos en los que se ha producido un enfrentamiento de la pareja y no puede definirse con certeza quién fue el agredido y quién el agresor.
En los casos de violencia las agresiones se repiten y su gravedad se va incrementando, con lo cual aumenta el riesgo para la víctima. El problema en el que está inserta la pareja es la violencia en sí misma. En este tipo de situaciones no es conveniente una conciliación ya que en la medida en que se trata de un problema crónico, podemos reconocer, efectivamente, la presencia de un ciclo de violencia en el que no es posible evitar la desigualdad entre las partes[8].
b). Puede haber conciliadores especializados: Frente al argumento de que los conciliadores no están bien capacitados se puede señalar que es posible brindarles la formación que les permita actuar apropiadamente. Esto implica reestructurar los programas de capacitación de los operadores que intervienen en este tipo de situaciones, de manera que no sólo se encuentren preparados para conducir la audiencia en forma adecuada sino para realizar una evaluación preliminar del caso y maximizar las condiciones de seguridad de la víctima así como fomentar que en el proceso de conciliación exista un equilibrio de poder entre las partes.[9] La mala preparación de los conciliadores no es un argumento que cuestione la conciliación en sí misma.
c). Se puede contar con equipos interdisciplinarios: Al conducir un caso de violencia familiar a través de la conciliación es posible lograr que participen diversos profesionales —psicólogos, asistentes sociales, abogados—, lo que podría permitir un manejo más apropiado y una visión más interdisciplinaria de esta clase de situaciones.
d). Se refleja la voluntad de las partes: Debe tomarse en cuenta que en muchos casos de violencia familiar la víctima no busca una separación ni la sanción para el responsable, sino que éste cambie de conducta. Espera que la denuncia o el proceso generen en el agresor una reflexión o que se tomen medidas que lo hagan desistir de su conducta violenta. Es verdad que en ello intervienen la dependencia económica y la dependencia afectiva pero negar a priori la posibilidad de la conciliación implicaría disuadir a la propia víctima de continuar el proceso.
e). La conciliación no es reconciliación: En muchos casos, las autoridades estatales o comunitarias han creído que su rol es reconciliar a una pareja en conflicto, forzando inclusive a la víctima a perdonar al agresor. La conciliación implica buscar que las partes se pongan de acuerdo sobre determinada materia. Si el conciliador y las partes tienen esto claro, pueden inclusive establecer la separación de la pareja, por su propio bienestar físico y emocional. Muchas críticas hacia la conciliación en violencia familiar se deben más bien a las reconciliaciones que algunas autoridades buscan imponer.
Quienes defienden la eventualidad de recurrir a la conciliación ante conflictos en los cuales hayan ocurrido sucesos de violencia familiar concentran sus argumentos en que ésta es aplicable siempre y cuando los conciliadores cumplan las condiciones para llevar a cabo una audiencia de este tipo.
6. CIFRAS DE VIOLENCIA FAMILIAR[10]
Informes provenientes de diversas organizaciones mundiales revelan que al menos una de cada tres mujeres ha sido golpeada en todo el mundo.
Datos recogidos por el Instituto de Medicina Legal del Ministerio Público revelan que en el Perú, durante el primer semestre del 2007 se realizaron 53 mil 289 exámenes en violencia familiar e integridad sexual, de las cuales 42 mil 276 son mujeres, representando el 79% del total de personas atendidas. El servicio por violencia familiar, representa el 52% de los servicios prestados por el Instituto de Medicina Legal. Las mujeres de 30 a 40 años son las que mayormente acuden a los servicios por violencia psicológica (3581 casos)
Según estos datos, en el Perú cada hora 10 mujeres son víctimas de violencia familiar.
6.1. A NIVEL NACIONAL
Según datos recogidos por el Ministerio del Interior de enero a agosto del 2007. Se registraron 57 mil 472 denuncias por violencia familiar, de estos el 89,9% (51,678 casos) las víctimas son mujeres.
Los principales departamentos del Perú donde se registran mayor cantidad de denuncias por violencia familiar a mujeres son: Lima 39,9% (20650 casos), Arequipa 13,9% (7188 casos) y Cuzco 6,5% (3370 casos).
En el 66% (38,066) de los casos el agresor se encontraba en estado ecuánime. Las mujeres de 18 a 50 años son las que sufren de mayor violencia (83,7% de los casos). Cada hora 9 mujeres son víctimas de violencia familiar.





7. ABUSO SEXUAL DENTRO DE LA FAMILIA [11]
7.1. Violación por un conocido: tenebrosos secretos de familia
El 80 por ciento de los casos de abuso sexual involucran como víctima y victimario a miembros de un mismo grupo familiar.
A diferencia de los asaltos sexuales o violaciones que suelen ser perpetrados por desconocidos, en el 80 por ciento de los casos de abuso sexual el perpetrador es un familiar (padre, tío o abuelo), un amigo o un conocido de la víctima.

7.2. Familias de alto riesgo
Las familias en las cuales hay abuso sexual son familias muy particulares, pues responden a un equilibrio que los lleva a la misma situación de abuso.
Estos grupos familiares funcionan en un equilibrio sustentado en el abuso y el secreto: la situación de abuso suele adoptar la forma de un secreto que la víctima no puede exteriorizar. Además, suelen ser familias aisladas, sin muchos amigos y en donde poca gente visita la casa.
En cuanto al abordaje terapéutico de los distintos tipos de violencia sexual, se pone especial énfasis en que el tratamiento de la violencia y el abuso sexual debe ser multidisciplinario; como patología médico-social que no puede ser abordada sólo por el área médica, sino también debe ser atendida por el área social y el área psicológica.
El abordaje multidisciplinario es fundamental, pues cuando se derrumba el secreto que encubre una situación de abuso sexual o violación dentro de una familia sus integrantes necesitan mucho trabajo y apoyo para recomponerse.
La comunicación a gritos, en una sociedad contaminada con el ruido, las personas compiten elevando el tono de la voz pretendiendo comunicarse a gritos. Cuando los padres y los hijos adolescentes llegan a estos extremos, la comunicación se pierde.



8. DATOS EPIDEMIOLÓGICOS[12]
8.1. PREVALENCIA DE LA VIOLENCIA
La violencia familiar afecta a seis de cada diez mujeres en nuestro país. El 41% de las mujeres alguna vez ha sido empujada, golpeada o agredida físicamente por su esposo o compañero.11 Del tipo de violencia sufrida, el 31% reporta haber atravesado por violencia psicológica, mientras que el 69% por violencia física a nivel nacional.
Cuadro Nº 1: TIPO DE VIOLENCIA FAMILIAR A NIVEL NACIONAL
Los datos oficiales con los que se cuenta no diferencian las estadísticas según zonas urbano/rural. La ENDES, que proporciona las cifras más actuales y de mayor proyección a nivel nacional, no es una encuesta especializada en el recojo de datos sobre violencia familiar, por lo que sus datos no son especializados en la materia.
La carencia de cifras oficiales acerca de la prevalencia de la violencia en el país dificulta el diseño efectivo de políticas para su erradicación y prevención. Los datos proporcionados por investigaciones de organizaciones no llegan a suplir la necesidad de contar con un sistema nacional intersectorial de registro acerca de esta problemática.
Una de cada cuatro mujeres busca ayuda en la comisaría cuando es víctima de violencia familiar, siendo éste el servicio al que acude el mayor número de mujeres, pero sólo el 38% se sintió satisfecha con el servicio brindado.
De igual manera informa la ENDES 2000, como se puede apreciar en los siguientes cuadros. En el primero se muestra cómo el 14.90% de las personas que atraviesan por una situación de violencia acude a una comisaría, siendo bastante elevado el porcentaje de personas que no acuden a ningún establecimiento (80.02%).


Cuadro Nº 2: INSTITUCIÓN A DONDE ACUDIÓ EN BUSCA DE AYUDA

Es importante señalar además que existe un gran desconocimiento, por parte de la población, acerca de las instituciones a las que puede acudir en situaciones de violencia. El siguiente cuadro revela que éste es uno de los factores principales por los cuales no se denuncian los casos de violencia a nivel nacional.



Cuadro Nº 3: INSTITUCIONES A DONDE ACUDEN EN SITUACIONES DE VIOLENCIA
A pesar de que muchas mujeres no denuncian el ataque sexual que sufren se considera que la violación y otras agresiones sexuales ocupan el tercer lugar entre los delitos más frecuentes en el país.
Según datos proporcionados por la VII Región de la PNP en el 2000, a nivel nacional, se registraron 6,096 denuncias por violación de la libertad sexual; es decir, un promedio de 17 violaciones diarias. Sólo en Lima en el mismo año (2000) se registraron 2,134 denuncias por violencia sexual, un promedio de 5.8 denuncias diarias.
Tal como se puede apreciar en el siguiente cuadro, para el 2001 se registraron 1,770 denuncias a nivel nacional, según Distritos Judiciales. En el 2002 (hasta el primer semestre del año) se llegó hasta 1,513 denuncias.
Cuadro Nº 4: DENUNCIAS REGISTRADAS SOBRE VIOLENCIA SEXUAL AÑOS 2000-2002
9. INCIDENCIA DE VIOLENCIA Y ABUSO SEXUAL FAMILIAR EN PIURA[13]
El departamento de Piura posee una extensión territorial de 35,892.49 Km2. Según el último censo del 2005, cuenta con una población de 1'630,772 hab. Con una densidad poblacional de 45,4 habitantes en promedio por Km2.
Del total poblacional, 820,253 son hombres y 810,519 mujeres (50.3% y 49.7% respectivamente). Por lo tanto, el índice de masculinidad indica que existen 101 hombres por cada 100 mujeres. El porcentaje de niños de 0-12 años es 29%. La Tasa de Analfabetismo de mujeres es 14%.














9.1. ESTADISTICAS DESDE EL AÑO 2002 AL 2007
Desde el año 2002 al 2007, El CEM de Piura ha atendido 6.824 personas víctimas de violencia familiar y/o sexual[14]

Estadísticas CEM: Piura [1]
Mes/Año
2002
2003
2004
2005
2006
2007
Ene
141
88
116
104
143
122
Feb
133
74
114
134
97
105
Mar
113
92
141
108
108
96
Abr
109
69
110
124
66
110
May
103
68
84
101
82
98
Jun
85
75
104
105
75
82
Jul
66
61
107
72
79
100
Ago
99
54
93
114
97
104
Set
72
89
95
108
103
92
Oct
70
102
117
106
92
95
Nov
88
84
128
122
74
125
Dic
50
0
93
59
41
94
Total
1.129
856
1.302
1.257
1.057
1.223
Registro del número de personas que son atendidas en el CEM Piura, por ser victimas de violencia familiar y violencia sexual.






Actualización De Datos
MUJERES

HOMBRES


V. Familiar
V. Sexual
0-5 años
73
0-5 años
55
0-5 años
106
22
6-11 años
190
6-11 años
103
6-11 años
209
84
12-17 años
444
12-17 años
91
12-17 años
328
206
18-25 años
1175
18-25 años
34
18-25 años
1146
62
26-35 años
2093
26-35 años
103
26-35 años
2154
38
36-45 años
1445
36-45 años
92
36-45 años
1505
28
46-59 años
567
46-59 años
68
46-59 años
627
6
60+ años
135
60+ años
59
60+ años
192
2



Violencia Familiar y/o Sexual; según tipo de violencia


ESTADÍSTICAS del CEM:
Ø Por cada diez personas que reportan ser víctimas de violencia familiar o sexual 1 es varón y 9 son mujeres:
Violencia Familiar y/o Sexual; según sexo




Ø Entre las mujeres víctimas de violencia familiar y sexual, el grupo más vulnerables son las mujeres de 26 - 35 años; en el grupo de hombres los más vulnerables son los de 6-11 años en conjunto con los de 26 - 35 años.

Principales Características de las Víctimas de Violencia Familiar y/o Sexual
Grupo de edad
Mujer
Hombre
V. Familiar
V. Sexual
Principal Agresor

0-5 años
74
56
120
10
Madre/Padre

6-11 años
194
104
250
48
Madre/Padre
12-17 años
458
94
419
132
Madre/Padre

18-25 años
1.185
35
1.183
36
Conviviente
26-35 años
2.122
103
2.187
34
Conviviente
36-45 años
1.460
92
1.527
21
Esposo(a)

46-59 años
578
69
641
4
Esposo(a)

60+ años
136
61
195
2
Hijo(a)

En el CEM Piura se atiende a 4 personas diarias víctimas de violencia familiar ó sexual, realizándose un promedio de 7 intervenciones especializadas en asesoría legal, psicológica y social.[15]
Actualización De Datos
Total de atenciones
47050
Total de intervenciones
7,33094422
Total personas atendidas
6418


Total semanas
294
Total dias a descontar
588
Total dias 1
2040
Total dias final
1452
nº meses
68



EVENTOS DE PROMOCIÓN Y PREVENCIÓN

Personas sensibilizadas por grupos de edad


20%
Niñas/os y Adolescentes (<18 años):
2%
Adultos mayores (60 años a más):
78%
Adultos (18 a 59 años):




A fin de reducir los factores de riesgo de la violencia familiar y sexual y reforzar estilos de vida no violentos, del 2004 a la fecha se han realizado 832 eventos preventivo promocionales organizados por el CEM Piura. Logrando sensibilizar en todo este tiempo 31.395 personas de todas las edades.







Mes/Año
Nº Eventos realizados
Nº Personas Sensibilizadas
2004
2005
2006
2007
2004
2005
2006
2007
Ene
0
3
0
0
0
26
0
.
Feb
15
8
13
17
227
104
237
221
Mar
21
16
24
26
688
702
1.460
1.316
Abr
19
16
18
24
270
803
300
445
May
20
13
25
20
511
437
764
582
Jun
21
14
22
25
575
409
283
1.692
Jul
13
13
23
18
201
204
514
387
Ago
19
13
28
23
409
424
527
1.405
Set
16
13
34
23
559
319
835
1.326
Oct
20
12
18
14
411
361
641
1.392
Nov
20
28
32
24
626
2.198
2.694
2.659
Dic
11
12
10
15
325
306
371
249
Total
195
161
247
229
4.802
6.293
8.626
11.674



















9.2. ACTUALIZACIÓN DE DATOS DEL AÑO 2008

















REGISTRO DE PERSONAS ATENDIDAS POR VIOLENCIA FAMILIAR Y SEXUAL
EN LOS CENTROS EMERGENCIA MUJER
Enero - Diciembre 2008
















DPTO
CEM
Ene
Feb
Mar
Abr
May
Jun
Jul
Ago
Sep
Oct
Nov
Dic
Total
Nº Casos por día
Apurimac
Abancay
21
14
32
15
11
33
25





151
1,0
Arequipa
Arequipa
49
49
70
117
71
69
76





501
3,3
Ayacucho
Ayacucho
38
38
37
49
44
53
63





322
2,1
Cajamarca
Cajamarca
78
48
10
14
8
15
55





228
1,5
Callao
Callao
64
58
47
77
71
64
98





479
3,1
Lima
Comas
85
75
87
95
57
54
63





516
3,4
Cusco
Cusco
133
73
102
108
84
94
105





699
4,5
Lambayeque
Chiclayo
73
99
94
58
68
48
37





477
3,1
Ancash
Chimbote
111
80
72
75
45
60
56





499
3,2
Apurimac
Chincheros
36
31
39
31
30
38
48





253
1,6
Piura
Chulucanas ***
56
39
54
48
42
37
40





316
2,1
Lambayeque
Ferreñafe
46
67
40
50
46
62
45





356
2,3
Lima
Huacho
55
43
53
47
40
44
54





336
2,2
Huancavelica
Huancavelica
30
21
16
13
13
41
35





169
1,1
Junin
Huancayo
108
101
89
99
74
89
92





652
4,2
Ayacucho
Huanta
66
35
52
21
31
37
30





272
1,8
Huanuco
Huanuco
94
77
90
76
61
40
77





515
3,3
Ancash
Huaraz
31
35
19
16
23
27
38





189
1,2
Ica
Ica
45
54
40
39
39
67
48





332
2,2
Loreto
Iquitos
61
63
61
48
48
53
64





398
2,6
Junin
Jauja
100
91
98
120
72
68
94





643
4,2
Puno
Juliaca
138
115
53
84
66
81
63





600
3,9
Ayacucho
La Mar
10
13
18
25
13
22
14





115
0,7
Lambayeque
Lambayeque
32
27
42
41
44
52
33





271
1,8
Lima
Lima
76
98
82
98
96
130
159





739
4,8
Madre de Dios
Madre de Dios
22
33
41
23
25
18
18





180
1,2
Moquegua
Moquegua
137
121
95
72
76
39
79





619
4,0
Pasco
Oxapampa
29
38
23
46
29
28
31





224
1,5
Callao
Pachacutec
50
50
46
58
35
48
45





332
2,2
Lima
Pamplona
63
60
52
69
39
43
55





381
2,5
Pasco
Pasco
32
16
32
39
24
39
35





217
1,4
Piura
Piura
177
153
173
143
148
105
136





1.035
6,7
Ucayali
Pucallpa ***
36
75
76
81
62
71
45





446
2,9
Lima
Puente Piedra
79
59
53
76
56
72
77





472
3,1
Puno
Puno
115
100
86
94
78
88
98





659
4,3
Lima
Salamanca
90
60
58
83
65
78
56





490
3,2
Lima
San Juan de Lurigancho
163
130
133
138
105
106
127





902
5,9
Cusco
Sicuani
53
40
51
41
52
44
44





325
2,1
Lima
Surco
67
75
61
85
58
65
72





483
3,1
Tacna
Tacna
73
81
63
59
62
69
76





483
3,1
Apurimac
Talavera
53
54
60
59
23
37
18





304
2,0
San Martín
Tarapoto ***
91
99
79
53
56
58
42





478
3,1
La Libertad
Trujillo
35
32
40
28
30
30
47





242
1,6
Tumbes
Tumbes
40
30
41
37
35
36
40





259
1,7
Amazonas
Utcubamba
10
13
16
13
32
25
24





133
0,9
Callao
Ventanilla ***
79
80
65
94
73
55
42





488
3,2
Ayacucho
Vilcashuaman
18
14
8
0
6
21
14





81
0,5
Lima
Villa el Salvador
71
63
56
140
89
113
107





639
4,1
Lima
San Martin de Porres
123
115
96
108
73
96
67





678
4,4
San Martin
Moyobamba
40
21
25
38
32
41
36





233
1,5
San Martin
Rioja
37
35
40
19
28
34
22





215
1,4
La Libertad
Otuzco
5
5
6
9
9
20
16





70
0,5
Junin
Chanchamayo
48
36
33
38
35
38
49





277
1,8
Cusco
Pichari
17
18
8
17
12
21
6





99
0,6
Cusco
Kimbiri
44
30
26
40
33
39
35





247
1,6
Huanuco
Ambo
28
18
30
24
39
62
28





229
1,5
Lima
Cañete
42
66
56
50
37
23
42





316
2,1
Ayacucho
Cangallo
7
7
10
15
19
11
16





85
0,6
Ayacucho
Parinacochas
31
18
27
39
35
31
33





214
1,4
Ayacucho
Lucanas
22
17
22
24
18
20
25





148
1,0
Ancash
Huarmey
25
23
23
29
26
31
27





184
1,2
Pasco
Villa Rica
37
32
31
21
33
22
17





193
1,3
Junin
Satipo
42
69
36
41
38
26
36





288
1,9
La Libertad
Huamachuco
14
21
20
18
30
21
19





143
0,9
Lima
Manchay
126
45
56
65
43
54
50





439
2,9
Ica
Pisco
5
55
35
25
43
39
25





227
1,5
Lima
Surquillo
33
41
55
33
33
52
55





302
2,0
Lima
Villa Maria del Triunfo
77
66
75
93
81
92
82





566
3,7
Arequipa
Camaná

16
40
55
44
35
35





225
1,7
Junin
Concepción




18
33
38





89
1,3
Lima
El Agustino





6
37





43
1,0
Cusco
Chumbivilcas





12
45





57
1,3
Piura
Sechura





7
17





24
0,5
Madre de Dios
Iberia *






6





6
0,3
Loreto
Yurimaguas *

16
11
18
18
16
19





98
0,7
Huancavelica
Acobamba *






12





12
0,5
Huancavelica
Churcampa **












0

Cajamarca
Jaén *






24





24
1,1
Apurimac
Antabamba *






23





23
1,0
Arequipa
Miraflores *






37





37
1,7
Apurimac
Grau **












0

Total

4.022
3.690
3.566
3.814
3.232
3.548
3.819
0
0
0
0
0
25.691
166,8
* Cems recién implementados y sin capacitación en sistemas de registro. Información por conteo de fichas.






Promedio
2,2
** Cems recién implementados y sin capacitación en sistemas de registro. Sin admisionista.







Máximo

6,7
*** Cems sin admisionistas. Información por conteo de fichas.










Mínimo

0,3













Mediana

1,8
Nota : El Registro de Casos es el número de personas que son atendidas en los diferentes CEM's, por ser victimas de violencia familiar y violencia sexual.




Moda

2,1
Nota : Los Centros Emergencias Mujer - CEM's, son servicios públicos especializados y gratuitos de atención integral y multidisciplinaria








Para víctimas de violencia familiar y sexual. En ellos se brinda información legal, orientación social, defensa judicial y apoyo psicológico.








Fuente : Centros Emergencia Mujer a nivel nacional














Elaboración : Unidad Gerencial de Diversificación de Servicios - PNCVFS



























DATOS EPIDEMIOLÓGICOS-PIURA2008


9.2.1. NUMERO DE CASOS POR MESES Y SEXO
Mes
Total
Femenino
Masculino
Ene
177
162
15
Feb
153
133
20
Mar
173
153
20
Abr
143
121
22
May
148
124
24
Jun
105
85
20
Total
899
778
121


9.9.2. NUMERO DE CASOS POR MESES


9.2.3. NUMERO DE CASOS POR SEXO


9.2.4. NUMERO DE CASOS POR MESES Y GRUPOS DE EDAD
Mes
Total
0-5 años
6-11 años
12-17 años
18-25 años
26-35 años
36-45 años
46-59 años
60 + años
Ene
177
11
18
18
27
55
43
0
5
Feb
153
7
11
25
23
36
50
0
1
Mar
173
9
19
18
23
49
53
0
2
Abr
143
9
18
21
14
29
46
0
6
May
148
11
19
19
18
33
38
0
10
Jun
105
7
10
14
14
24
29
0
7
Total
899
54
95
115
119
226
259
0
31




9.2.5. NUMERO DE CASOS POR EDAD

9.2.6. NUMERO DE CASOS POR MESES Y TIPO DE VIOLENCIA
Mes
Total
Psicológica
Física
Sexual
Ene
177
136
28
13
Feb
153
117
27
9
Mar
173
113
54
6
Abr
143
93
38
12
May
148
99
42
7
Jun
105
65
32
8
Total
899
623
221
55





9.2.7. NUMERO DE CASOS POR TIPO DE VIOLENCIA


9.2.8. CASOS ESPECIALES
Mes
Abandono
Abuso Sexual
Explotación Sexual
Ene
4
7
1
Feb
2
6
0
Mar
3
3
0
Abr
7
4
4
May
9
3
0
Jun
6
4
0
Total
31
27
5



9.2.9. NUMERO DE CASOS POR GRUPO DE EDAD Y TIPO DE VIOLENCIA

Tipo de Violencia
Total
0-5 años
6-11 años
12-17 años
18-25 años
26-35 años
36-45 años
46-59 años
60 + años
Psicológica
623
39
66
64
84
142
199
0
29
Física
221
8
21
23
28
80
59
0
2
Sexual
55
7
8
28
7
4
1
0
0
Total
899
54
95
115
119
226
259
0
31





9.2.10. NUMERO DE CASOS POR TIPO DE VIOLENCIA Y ESTADO DEL AGRESOR

Tipo de Violencia
Total
Sobrio
Efectos de Alcohol
Efectos de Drogas
Ambos
Otro
Psicológica
0
0
0
0
0
0
Física
0
0
0
0
0
0
Sexual
0
0
0
0
0
0
Total
0
0
0
0
0
0




II. LA VIOLENCIA SOCIAL EN LA HISTORIA[16]
La violencia, sea ésta natural o humana, ha presidido permanente la vida del planeta. Nunca, en toda nuestra existencia como especie, hemos podido soslayarla o dominarla. Todavía más: somos hijos de ella y como buenos hijos la practicamos y la usamos cuando lo creemos necesario.
Mas, el reconocer la filialidad no implica aceptarla mansamente y sin reparo alguno. Especialmente cuando la misma pueda inducir al suicidio de la especie, como amenaza ocurrir en nuestro tiempo.
Sin embargo, y a pesar de esta descarnada realidad, el hombre siempre pensó en la paz y creó la cultura para enfrentar a las violentas fuerzas de la naturaleza como asimismo su propia violencia. Trabajó y trabaja denodadamente para conseguir la tranquilidad y el descanso que le permita gozar plenamente de la vida. En la realidad en que se mueve, empero, se ve obligado a dialogar con fuerzas y poderes violentos que tensan su voluntad y decisión obligándole a responder con extrema violencia los desafíos que le presenta la vida. No obstante ello, siempre deseó un mundo apacible. A tal extremo se dio esta obsesión que en los períodos de su historia más violentos y hostiles que vivió, no vaciló en imaginar paraísos terrenales donde la violencia no existía. Ámbitos donde las fuerzas de la naturaleza no aterraran con su potencia y espectacularidad; hombres y pueblos que no se agredieran con una ferocidad increíble; enfermedades y tragedias individuales que lo desconcertaban y lo sumían en un dolor infinito. De ahí su necesidad de escapar a tan terrible e ineluctable realidad, creando fabulosos reinos de paz y bienaventuranza, o creyendo en la existencia de tiempos pasados bellos, apacibles y felices sin mácula de dolor. Y así imaginó la Edad de Oro, que nunca consiguió -hasta hoy- corporizarla en una realidad tangible.
Mas, el hombre-animal obstinado, recio e indomable-sobrevivió sobre sus circunstancias hostiles; más aún: se expandió con fuerza incontrastable por toda la tierra habitable, bien dispuso de los elementos adecuados para su despliegue y haciendo gala de una plasticidad genética única ocupó todos los ámbitos geográficos con rapidez sorprendente.
En su camino, la violencia de los diversos medios seguramente lo agredieron con saña y si bien caían no pocos individuos, su marcha no se detuvo hasta cubrir el planeta virgen.
En esta primigenia epopeya realizada por la especie humana, está la demostración palpable que supo imponerse a la violencia objetiva, a la violencia del mundo que le rodeaba y que muchas veces cegaba su vida. Mas, el propio hombre -como hijo de la violencia natural- advirtió desde muy temprano que contenía en su propio cuerpo una incoercible fuerza que lo tornaba violento y lo habilitaba para tornarse destructor y deletéreo.
La lúcida conciencia que el hombre siempre tuvo acerca de su estrecha filialidad con la violencia, hizo que éste la observara con extrañeza unas veces, miedo otra veces y hasta una inexplicable curiosidad e interés por la fuerza que anidaba en su naturaleza y en el mundo.
En realidad, nunca dejó de observarla, aun cuando no encontrara respuesta satisfactoria; para conjurarla inventó divinidades sin cuento, representándola de las más distintas y caprichosas maneras. Todas las religiones dan testimonio de ello; todas las creencias y visiones humanas la vistieron de los rostros más caprichosos, aunque siempre relacionados con las experiencias propias de cada grupo, tanto en lo relativo a sus observaciones sobre el medio circundante como a su propia vida interior. Sería interminable la tarea de describir las visiones que despertó la violencia en el sentimiento de los hombres.
Por eso, desde los albores de la vida civilizada, los hombres no sólo se conformaron en describirla en miríadas de monumentos tanto literarios como arquitectóricos y estatuarios, sino someterla a un estudio y observación cada vez más profundos. La experiencia humana, cuando estuvo en condiciones de llevar a cabo dicha indagación, ya estaba pletórica de conocimientos; mas, resúltale extremadamente difícil abarcarla en toda su realidad y dimensión y mucho más procurar alguna solución para domeñarla absolutamente.
A pesar de todo, los seres humanos no están tan desamparados e inermes frente a un fenómeno que está ahí, en y frente a sus vidas. Existe una gran cantidad de hechos, en que todas las interpretaciones e indagaciones individuales y sociales, coinciden en la posibilidad de someterlos a un estudio objetivo, reductibles a un análisis profundo y veraz; hechos con características identificables y con sus manifestaciones abiertas.
Esto no quiere decir, sin embargo, que tales indagaciones, por más "objetivos" que pretendamos reconocerles no guarden en su interioridad una buena dosis de natural y -podríamos decir- inevitable subjetividad; pero, aun en su perspectiva comprometida, no dejarán -en todos los casos-de ser un aporte a la dilucidación de la naturaleza de un fenómeno natural que preocupa - y mucho- al género humano.
Consiguientemente, el estudio de la violencia en nuestros días se torna indispensable, por lo que la adopción de una metodología adecuada, se impone necesariamente:
1) Al abordar su estudio, prioritariamente es preciso dirigir el examen hacia el concepto mismo de "violencia" y el ámbito de acción en que se ejerce. Determinar, con la mayor precisión posible, a qué violencia aludimos -la violencia "objetiva" (extrahumana) o la violencia humana o si deseamos inquirir sobre los fundamentos últimos de la violencia como realidad metafísica. Sea cual fuere nuestro enfoque no podremos escapar de la condición relativa de nuestro aporte, aunque no menos valiosa que aquellas otras construcciones intelectuales pretendidamente totalizadoras.
2) El análisis del concepto "violencia" debe ser riguroso, dotado de la mayor cantidad de variables que eventualmente podrían converger para dilucidar su significado. En este sentido,-como manifiesta Michaud- debemos advertir que "las variaciones, las fluctuaciones y finalmente, la indefinibilidad de la violencia constituyen positivamente su realidad".
3) Esta variabilidad del hecho violento dentro del mundo social, si bien pueden incorporar elementos que enturbien y desorienten el análisis, no deben impedir en ningún momento la determinación de las coordenadas básicas de tiempo y lugar dentro de las cuales debe encuadrarse cualquier situación de violencia.
4) Encuadrada por dichas determinaciones temporoespaciales, la indagación debe ser rigurosa tanto en profundidad como en extensión. Un acto de violencia básicamente es un hecho social que no sólo posee un presente, sino también un pasado, un antecedente, una historia...El conocer este "filum", enriquecido con la mayor cantidad de facetas incorporadas, constituye un invalorable conocimiento para la apreciación correcta del hecho violento mismo.
Igualmente acontece con su extensión. El área de influencia de sus efectos, permitirá al investigador enhebrar las sutiles vinculaciones sociales que el hecho violento ha establecido, no sólo con otros hechos sino igualmente con otros aspectos -quizá no violentos- de la vida social.
5) Por consiguiente, al indagar la violencia social de un período histórico determinado o ámbito territorial escogido, el análisis debe ser integral, abarcando con preferencia los aspectos sociales objetivos (económicos, políticos, sociales, etc.) como asimismo las motivaciones individuales que participaron en la configuración del hecho de violencia de referencia.
En el caso de éstas últimas, precisar con la mayor exactitud los intereses en juego que las dinamizan, como también las concepciones culturales (ideologías, etc.) que las impulsan.
6) No deja de ser frecuente en algunos análisis-especialmente de carácter retrospectivo, advertir que los actos de violencia eran estudiados restrictivamente, esto es, sin tomar en cuenta el contexto ni los antecedentes históricos de los mismos. Este proceder, sin embargo debe ser modificado, reemplazándolo con una indagación de los mismos. Este proceder, sin embargo debe ser modificado, reemplazándolo con una indagación lo más amplia y variada posible, precisando las fuentes y las circunstancias sociales de la manera más completa que pueda ser posible. No sólo los testigos contemporáneos deben ser requeridos para escuchar sus versiones, sino también todas las disciplinas auxiliares del análisis histórico.

Los discursos sobre la violencia se dan siempre en cada cultura y en tiempos históricos distintos, desplegados desde perspectivas disímiles y variadas como pueden ser los criterios clasistas, sociocéntricos, individualistas, etc. u otros marcos referenciales de confrontación intro, inter o extrasociales.
Todas las culturas del mundo, por explicitación u omisión, suelen elaborar discursos sobre la violencia social, especialmente si esas culturas reflejan genuinamente sus realidades externas e internas en el ámbito en que se manifiestan.
Los discursos sobre la violencia social o individual, pueden reconocer cualquier vertiente de manifestación, sean éstas escritas o transmitidas oralmente. Las sociedades ágrafas también registran en sus culturas, discursos relacionados con la violencia tanto en el plano individual como en el plano social. Con mayor razón si nos referimos a las tradiciones culturales escritas. En este sentido bien vale la pena mencionar los criterios de los conceptos de G. Guthman:
"Discursos de violencia en un sentido amplio, son todos los textos religiosos, como la Biblia, El Corán, la Ilíada, el Popohl Vuh, etc. y otros tantos monumentos literarios. No es necesario que tales discursos no inciten directamente a la violencia: basta que divida a los seres humanos entre réprobos y elegidos o ponga en práctica criterios para su discriminación tanto en los tiempos antiguos como en los contemporáneos estos discursos casi constituyen la mayoría de los que se consumen en nuestras sociedades. Las Ciencias Sociales, por ejemplo, registran por millares discursos que establecen pautas discriminatorias y excluyentes."
Sin embargo, cuando nos enfrentamos con los fenómenos que suponemos son violentos, no podemos evitar una cierta desazón suscitada por la polisemia del concepto que nos hace muy diferente del concepto que nos hace muy difícil constreñir en una definición tal variedad de fenómenos.
Claro está que ésta es una toma de posición absolutista; si por el contrario abordamos el concepto y las realidades observadas con un criterio relativista, bien podríamos afirmar que no hay fenómenos de violencia sino sucesos a los cuales se les atribuye "violencidad", y que la asignación de tales criterios no siempre es formulada o concebidos claramente.
Ello se debe, como es fácil de advertir, a los diversos tipos de violencia y a los distintos escenarios donde puede manifestarse, llámense naturaleza, agrupaciones sociales o ámbitos individuales. Agréguense todavía las coordenadas de espacio y tiempo que otorgan la dinamicidad y densidad necesaria para lograr configurar una realidad social única.
La dificultad de asignación, entonces, es evidente y de alguna manera, bastante aleatoria, lo que nos acerca al campo de los juicios de valor.

1. VIOLENCIA SOCIAL[17]
Nuestra realidad social diariamente a través de los medios de comunicación audiovisuales y escritos, nos transmite cifras atroces del fenómeno: “delincuencia” que se ha constituido el pan de cada día en nuestras vidas. No es novedad distinguir la presencia de sujetos que pululan por las calles de cualquier lado de nuestra ciudad asaltando con arma blanca o con intimidación física si la víctima se resiste a despojarse de sus pertenencias.
Según la política criminal; luego de purgar una pena en un presidio, el sujeto tiene opciones de reivindicarse socialmente reintegrándose a ella para su readaptación, pues es como un cuento chino tal doctrina legal que se maneja en el mundo del derecho penal; pues está como a un abismo de la realidad.
Esperemos que el futuro gobernante que se nos designe popularmente ejecute acciones trascendentes, para erradicar este tipo de violencia que se ha vuelto prácticamente como un hábito, que impide no salir de casa y ser precavido ante las batallas campales producidas en cualquier hora del día, porque tras los silbidos; vienen las piedras y los palos. Muchos vecinos ya se han adaptado a esperar como el dicho: “Después de la tormenta llega la calma” como para retomar sus actividades cotidianas; claro está; después de llamar al serenazgo, la policía que no siempre está disponible para toda la comunidad piurana. Y después de ello, se producen como consecuencias: Un fatídico hecho de sangre, o heridos de emergencia en los hospitales. Dios mediante que en un futuro no tan lejano se nos procure brindar mayor protección y seguridad a la ciudadanía en general; imponiéndose reformas al código penal y al procesal penal respectivamente, porque es nuestro derecho convivir pacíficamente en sociedad como lo rige nuestra carta magna.

2. EL PODER EN LA SOCIEDAD[18]
Al analizar la manera en que se ejerce el poder en la sociedad lo hacemos desde una concepción jurídica.
Foucault señala que existen redes sociales en las cuales el poder circula y que el ejercicio del poder se fue modificando a lo largo de la historia. Antiguamente se ejercía el poder sobre la totalidad de la sociedad, pero al complejizarse la red de relaciones hay elementos que se escapan a su control; se hace necesario, entonces, un nuevo mecanismo que controle las cosas y las personas en cada detalle, de esta forma el poder se ejerce sobre el individuo y no sobre el cuerpo social en su totalidad.
Esta técnica de individualización se ve aplicada en el ejército y en la educación.
En la escuela se hace cotidianamente uso de técnicas de mantenimiento de poder y control del otro sin siquiera notarlo. Al concentrar cientos de alumnos, se busca la forma de que cada educando este bajo la vigilancia constante del docente; así aparecen las notas cuantitativas, los exámenes, los concursos, etc., que representan la posibilidad de " clasificar a los individuos de tal manera que cada uno esté exactamente en su lugar, bajo los ojos del maestro o en la clasificación – calificación o el juicio que hacemos de cada uno de ellos" (foulcault, "Las redes del poder"). Por ejemplo, la ubicación en fila no es casual, permite individualizar a cada uno y ejercer un control sobre ellos.
Como en los grupos, en una clase social, en la sociedad existen mallas de poder y cada individuo tiene una localización exacta en esa red de poder.
La violencia es un fenómeno sobre el cual experimentamos muchas vivencias. Nos rodea y la mayoría de las veces como una presencia " invisible" acompaña nuestras interacciones diarias.
En nuestro mundo privado, familia y amigos, buscamos por todos los medios evitar que el maltrato circule y nos dañe; pero la violencia se desarrolla en diferentes ámbitos: social, político, económico, y por supuesto el familiar. Sin embargo, en nuestra sociedad, consideramos a la familia como un reducto de amor en donde nos parece inaceptable la coerción física o psíquica.
La violencia doméstica o familiar no es un problema moderno, pero sólo en las últimas décadas la sociedad parece preocupada por ponerlo de manifiesto y hallar soluciones.
El término " violencia familiar" hace referencia a una situación de poder y alude a todas las formas de abuso que se dan en las relaciones entre los miembros de la familia; entendiendo por relación de abuso toda conducta que, por acción u omisión, ocasiona daño físico y / o psicológico a otro miembro de la familia. Para hablar de violencia familiar, esta relación de abuso debe ser crónica, permanente o periódica; en este concepto no se incluyen las situaciones de maltrato infrecuente o esporádico.
En general la violencia es ejercida sobre los miembros más débiles de la familia, niños, mujeres y ancianos y es el adulto masculino quien más frecuentemente utiliza las distintas formas de abuso. Existen casos de hombres maltratados, pero constituyen alrededor del 2 % de los casos.
Las formas de abuso que existen son: físicas, sexuales o emocionales
El tema de la violencia familiar es un problema social. Comúnmente se cree que al desarrollarse en el ámbito privado de la familia es una cuestión de cada uno; pero si consideramos que cualquier acto de violencia de una persona contra otra es un crimen, este problema deja de ser privado para ser social; dado que los mismos se proyectan sobre la comunidad con distintas manifestaciones, respondiendo éstas al origen del acto sufrido pasivamente. Por ejemplo personas sometidas a situaciones crónicas de violencia familiar presentan: debilitamiento progresivo, traduciéndose en enfermedades psicosomáticas, depresión, disminución en el rendimiento laboral
Los niños que prenden en su hogar modelos de relación violentos tienden a reproducirlos a través de conductas delictivas o actos de maltrato.
En la mitad de los hogares argentinos se ejerce alguna forma de violencia; muchas de estas situaciones pasan inadvertidas porque el maltrato es de índole psicológica no dejando huellas observables en lo físico. Pero las mismas dejan " marcas" en lo psíquico a quienes la padecen.
No debemos de olvidarnos de los medios de comunicación, que día a día ponen frente a nosotros su dosis de violencia. Cuando ésta aparece en filmes es sencillo explicar que no es más que una película, pero hay otro tipo de violencia que se ejerce sobre el adolescente, quien en busca de su identidad toma a veces como modelos esos prototipos de violencia para manejarse en el medio social en el que actúa.
Es necesario que desde nuestro rol de educadores estimulemos el desarrollo de una visión crítica frente al manejo de la información que realizan los medios de comunicación masiva.

3. MALTRATO INFANTIL[19]
El término maltrato hace referencia a la agresión física; en ocasiones parece describir también la falta de cuidados físicos necesarios, el abuso sexual, el abandono emocional, los aspectos relacionados con la intencionalidad del adulto que provocan el sufrimiento infantil, la gravedad de la lesión o el abandono, la desviación de los stándares sociales, también constituyen algunos de los criterios que delimitan el maltrato.
Hay definiciones claramente ambiguas en las que no existen criterios: falta de un ambiente de desarrollo apropiado, trato inadecuado..., que generan graves problemas.
· En primer lugar, permiten una amplia y potencialmente peligrosa interpretación de cada situación por parte de la justicia, servicios sociales e investigadores.
· En segundo lugar, en ausencia de criterios claros se corre el riesgo de no detectar casos en los que se requiere protección y de intervenir en otras situaciones donde no se da el maltrato.

Los diferentes tipos de maltrato son heterogéneos en su etiología, secuelas y tratamientos; si se los considera globalmente, no es posible analizar la relación entre el patrón de cuidados inadecuados, las causas del mismo, efectos en el niño, y eficacia en la prevención o tratamiento.

La consideración de maltrato de la sociedad occidental actual responde a las expectativas y necesidades. Inicialmente se reducía a la agresión física, posteriormente se incluyó la negligencia y en la actualidad es cuando comienza a considerarse el abandono y la hostilidad emocional como forma de maltrato.
Asimismo determinadas ideologías influyen para negar otros tipos de maltrato; el desconocimiento u omisión del abuso sexual que padecen sobre todo los niños sólo se entienden en un contexto caracterizado por la violencia y dominancia del hombre sobre la mujer.
3.1. Tipos de maltrato
A grandes rasgos tres características definen los momentos iniciales de la existencia humana.
· Incapacidad para vivir por sus propios medios.
· Necesidad de establecer vínculos con las figuras de apego, garantes de la supervivencia.
· Interacción con el entorno a partir de un mecanismo de asimilación – acomodación.
En nuestra sociedad el grupo familiar constituye el primer contexto responsable de la supervivencia del niño, de satisfacer las necesidades primarias físicas (alimentación – abrigo – protección contra el peligro) y socio – emocionales (afecto – atención – interacción – aceptación de juegos).
Desde este presupuesto debemos considerar maltrato a cualquier acción u omisión, no accidental, por parte de los padres o cuidadores que comprometen la satisfacción de tales necesidades básicas.
3.2. Operacionalización de términos
3.2.1 Abuso físico
Cualquier acción no accidental por parte de los padres o cuidadores que provoque daño físico o enfermedad, incluye golpes, palizas, quemaduras, arrancamiento de cabello, cortes, etc.
No siempre se pueden percibir daños en el niño, ya que entre el momento de la agresión y la búsqueda de ayuda el tiempo transcurrido es prolongado o bien no se da el reclamo de atención. Sus manifestaciones son: quemaduras, hematomas, rotura de huesos, etc.
3.2.2.- Abuso sexual
Cualquier clase de contacto sexual en un niño menor de 18 años por parte de un familiar – tutor adulto desde una posición de poder o autoridad sobre él.
Se considera abuso de poder la superioridad física y económica del adulto sobre el niño y del hombre sobre la mujer.
3.2.3. Abandono físico
Las necesidades físicas alimentación, vestido, higiene, protección y vigilancia ante situaciones peligrosas no son atendidas temporal o permanentemente por ningún miembro del grupo que convive con el niño.
Los índices que permiten sospechar este tipo de maltrato son: retraso en el crecimiento, enfermedades no tratadas como: caries, defectos auditivos, ortopédicos, lesiones, hambre, sueño excesivo, vestido insuficiente o inadecuado, falta de higiene, ausentismo escolar.
3.2.4. Abandono emocional
La falta persistente de respuesta a las señales (llantos, sonrisas) expresiones emocionales y conductas procuradoras de proximidad e interacción iniciados por el niño y falta de iniciativa de interacción y contacto por parte de una figura estable. Lo que define este tipo de maltrato es su carácter crónico; la frecuencia de interacción es nula o mínima.
El niño necesita estabilidad en sus relaciones de afecto, constancia y las figuras de apego no son intercambiables.
Además la necesidad de proximidad, interacción y contacto varía con la edad.
Indicadores de este maltrato son: retraso en el crecimiento (aunque no haya problemas de alimentación), retraso intelectual y del lenguaje, falta de expresividad, tristeza, apatía, dificultades para establecer vínculos sociales.
3.2.5.- Abuso emocional
Hostilidad verbal crónica en forma de insulto, burla, desprecio, crítica, amenaza de abandono, bloqueo constante de las iniciativas de interacción (desde la evitación hasta el encierro) por cualquier miembro adulto del grupo familiar.
3.3.-Factores de riesgo
Se han conceptualizado tres modelos diferentes:
· Modelo sociológico.
· Modelo psicológico psiquiátrico,
· Modelo centrado en la vulnerabilidad del niño.

3.3.1.-Modelo sociológico
Desde este punto de vista se considera que el maltrato tiene origen social, económico y cultural. Quienes lo defienden tratan de demostrar la importancia de variables tales como: nivel de ingresos, la ocupación laboral, estado civil, etc. Dentro de este modelo social es preciso hacer una diferencia entre dos conjuntos de variables enmarcadas en dos niveles: nivel macrosocial y microsocial.
· Nivel macrosocial
Clase social: el maltrato o abuso se produce con más frecuencia en las clases bajas, pero puede producirse de manera similar en otros estratos, sucede que sólo se conocen y detectan los de los más desfavorecidos porque son los que acuden a los servicios sociales.
Dado que pertenecen a clase baja, hay una serie de correlatos como hacinamiento, falta de acceso a la cultura y los medios de información.
Estado civil de la madre: se demuestra una mayor presencia de familias con una única figura parental o con una grave inestabilidad de pareja; predominan madres solteras, separadas, concubinato.
Situación laboral: dentro de este ítem consideramos:
Desempleo: las relaciones paternas filiales se ven afectadas por sentimientos de inseguridad, impotencia, depresión; todo esto agudiza la tensión.
Insatisfacción: a medida que aumenta el sentimiento de insatisfacción se utilizan más los castigos físicos y menos los razonamientos verbales.
· Nivel microsocial
Soporte social: las familias aisladas socialmente no poseen la posibilidad de modificación de sus pautas de comportamiento, al no existir personas ajenas al núcleo familiar que la critiquen y al no recibir modelos de conductas alternativas.
Tipo de constitución familiar: el excesivo número de hijos, poco esparcimiento entre ellos, son factores situacionales que pueden provocar alteraciones en el desarrollo normal de las relaciones.
Nivel de ajuste marital: en familias con malos tratos se ha demostrado que el conflicto y discordia marital son frecuentes. Estos conflictos suelen llegar a niveles extremos donde además del maltrato a los niños se produce el maltrato entre los cónyuges.
El conflicto entre la pareja, al aumentar el nivel de hostilidad provoca un aumento del comportamiento agresivo. Como el castigo físico hacia los niños es socialmente más aceptado, se produce un desplazamiento de la agresividad hacia el niño favoreciendo la aparición del maltrato.
3.3.2. Modelo psicológico psiquiátrico
Desde este modelo se considera que el factor prioritario para explicar el comportamiento de maltrato o abandono se encuentra en las características psicológicas de los perpetradores.
La mayoría de estos sujetos no son enfermos mentales; sí, se han constatado una serie de características de personalidad que reflejan un estado de desajuste o malestar emocional generalizado y permanente.
3.3.3. Modelo de Vulnerabilidad del niño
Se trata aquí de conocer las características de la infancia en general y de algunos niños que determinan la aparición del maltrato.
Características de la infancia en general: la indefensión del niño al nacer, esa necesidad de cuidado permanente lo hace proclive a que ante situaciones de anormalidad familiar la primera víctima sea el más débil.
Niños que favorecen el maltrato: existe una serie de condiciones específicas que facilitan que sean unos niños y no otros las víctimas:
· Niños no deseados.
· Niños con disminuciones psíquicas o físicas.
· Niños con enfermedades frecuentes y severas que requieren atención permanente.

3.4.-Mitos
Las razones por las cuales el fenómeno de la violencia aparece oculto son porque funcionan una cantidad de mitos respecto de este tema.
Los mitos son creencias aceptadas como válidas sin ser sometidas a reflexión crítica.
Algunos de ellos son los siguientes:
· Los casos de violencia familiar son escasos, no representan un problema grave, esto es inexacto, se calcula que alrededor del 50% de las familias sufre algún tipo de violencia.
· La violencia familiar es producto de algún tipo de enfermedad mental, se ha comprobado que es muy bajo el índice de problemas psico – patológicos; debería conceptualizarse como enfermedad social.
· Es un fenómeno que ocurre en las clases sociales más carenciadas, no es cierto, se da en todos los estratos sociales; lo que sucede es que en algunos hay más recursos para ocultarlos.
· El alcohol es la causa, es un factor de riesgo y no etiológico.
· La mujer que está en una relación de abuso le gusta, por eso se queda, no se ha encontrado un solo caso de " mujer golpeada" que manifieste placer con la actividad violenta.
· Se lo buscan, algo hacen para provocarlo, de este modo se busca un justificativo para la violencia.
· La violencia es algo innato, no es así, es una conducta aprendida de modelos familiares y sociales y tomada como recurso para resolver situaciones.

4.-VIOLENCIA Y EXCLUSIÓN SOCIAL[20]
4.1.-La pobreza como exclusión social
En el primer punto de nuestra reflexión encontramos la pobreza como exclusión social, expulsión social o falta de horizontes. Se plantea muchas veces unas relaciones automáticas entre pobreza y violencia, y efectivamente no se puede plantear de esa manera. Sin embargo, lo que sí hay que plantear es que la pobreza en América Latina tiene un rasgo muy específico que es la desigualdad.
Esta desigualdad coloca en el tapete la discusión sobre la exclusión social y la visibilidad de esa exclusión social, es decir que los sectores populares no solo están empobrecidos sino que son capaces de ver que son excluidos de los beneficios de la modernización, porque están viendo rápidamente a otros que sí son incluidos en ella.
Esta circunstancia trae como consecuencia reacciones psicosociales en esa población juvenil, que siente la exclusión como marginación y empobrecimiento. Esto genera un panorama que es dramático, sobre todo para los y las demás jóvenes. Quiero que sea esta la primera condición de violencia que quiero tomar en consideración: la gente vive cotidianamente violentada por la exclusión social.
Tan fuerte es esto, que muchos hablan hoy de expulsión social, para indicar que la gran mayoría de la población de América Latina y el Caribe está expulsada. Se trata de sectores que están siendo ocultados, invisibilizados, y que cuando aparecen lo hacen como sectores de los cuales la sociedad no espera nada. Si usted le hace ver a alguien que usted no espera nada de él o de ella, lo está invitando a cambiar el tipo de conducta, porque para usted esa persona no es relevante.
Por otro lado, estamos viviendo una revolución de las expectativas sociales. Los que ya no somos ya tan jóvenes, sabemos que hace ya 10, 15 ó 30 años nuestras esperanzas y expectativas eran relativamente bajas, quizás saber un oficio, ir a una escuela hasta cierto nivel, tener un carro (quizás de medio uso). Hoy eso ha cambiado radicalmente. Todo el mundo quiere ser rico rápidamente, para poder acceder a niveles de consumo sumamente altos, que implican niveles de ingresos también sumamente altos.
Para poder llegar a esos niveles de consumo hace falta un alto nivel de ingreso, que normalmente se conseguiría por un trabajo altamente remunerado. Y ¿cuál es la realidad que tenemos? Que esta sociedad donde el factor principal de integración social es el trabajo, no da trabajo.
Entonces tenemos gente que quiere llegar a niveles muy alto de consumo, con una idea en la cabeza de lo que es vivir correctamente pero con una dificultad de alcanzarlo. Esto es una fuente de desesperanza, de violencia o, como lo llaman algunos, de anomia social, es decir, una tendencia a no cumplir con las normas sociales, porque cumplir con ellas no le conduce a ninguna parte.

4.2.-Inclusión simbólica y exclusión social
Desde el año ´80 para acá, en República Dominicana estamos viviendo una terrible contradicción, que yo he llamado de inclusión simbólica y exclusión social. Tenemos un gran consumo de símbolos modernos, a través de la televisión, la radio, la prensa y el espacio urbano. Una gran inclusión simbólica en esos productos modernos. Estos símbolos lo consumen todos los sectores sociales, también los más pobres. Sin embargo, esa inclusión simbólica, ese mundo y esos deseos no tienen soporte social: quien consume simbólicamente esos productos, quien es incluido simbólicamente en ese imaginario moderno, es a la vez excluido de la posibilidad de acceder a esos bienes. Esa contradicción genera un espacio de frustración.
Toda la violencia ejercida, se paga. Por ejemplo, la violencia estructural ejercida por los mercados financieros y la pérdida de seguridad se debe pagar más tarde o más temprano con suicidio, crimen o delincuencia, adicción a las drogas, alcoholismo y una cantidad de pequeños actos de violencia cotidiana.
No era lo mismo ser pobre hace 10 años o 15 años en R.D. que ser pobre hoy. A mí me tocó estar en Simón Bolívar y en Sábana Perdida hace poco más de 20 ó 30 años. Para un joven de Simón Bolívar o Sabana Perdida esa condición de pobre tenía solución y la solución podía venir por la educación, por la escuela, por la formación, por la profesión. En este momento, está claro para nuestra juventud que, por desgracia, ni siquiera la educación de buena calidad asegura una posibilidad de movilidad social. Esta es, por tanto, una pobreza sin horizontes. Cuando usted coloca a un ser viviente contra la pared no se queje de su violencia, su reacción es de cualquier tipo para sobrevivir. En eso estamos viviendo. Estamos llevando a una gran parte de la sociedad a una pobreza sin horizontes de futuro, donde no se ven caminos posibles de transformación.
¿Cuáles son los únicos caminos que se pueden ver, desgraciadamente, para poder cambiar esa condición social? Los caminos no dignos de la corrupción política y el narcotráfico, entre otros.

4.3. Los Criterios Sociales del Éxito o la iniciación a una manera de ser, de pensar y de sentir
Si reconocemos lo que decíamos antes, estamos entonces ante un cambio en la manera en que somos socializados y socializadas, que tiene una fuerte incidencia en la conducta social colectiva e individual.
La insistencia en el consumo por la vía del mercado y de la competencia: si construyen una sociedad sobre la competencia, con poca solidaridad, no se quejen después de si hay un consumo incentivado y una competencia incentivada donde cada quien es enemigo de los demás. Para poder ser exitoso usted tiene que competir, a costa del desmedro de todos y todas las demás.
En torno a esta lógica se han construido un conjunto de valores que avalan esa manera de pensar y de ser. El éxito está asociado a estos valores, tanto en las sociedades de América Latina como del Caribe. Por una parte, se insiste que hay que ser exitoso a como dé lugar, un éxito que pueda ser exhibido. Entonces, si usted es exitoso, usted consume. Yo siempre digo que mis hijos saben de vehículos de una manera increíble, si el Mercedez, si el Audi, si el que sé yo cuál, porque eso es lo que están consumiendo. El problema es que así están pensando, así están sintiendo, así van a ser. Cuando no puedan acceder al Audi por la vía de un trabajo digno (y es seguro que no van a poder hacerlo) entonces van a buscar caminos no dignos para acceder al Audi.
Ese es el caso de las capas medias. Cuando usted tiene un hombre o mujer de clase popular que sabe que no importa qué haga, no va a acceder al Audi, ¿que usted le diría? Es un drama muy serio, y está asociada a una cierta antropología, una manera de entender los seres humanos, que asocia la felicidad a la posesión de cosas. Usted es exitoso, usted siempre va a ser feliz, ¿cómo?, teniendo muchas cosas.
Entonces, si la felicidad es ser exitoso y tener muchas cosas, usted me está diciendo que yo debo hacer un esfuerzo por conseguir esas cosas y que si yo no lo consigo voy a ser infeliz. Por eso yo voy a intentar conseguir esas cosas por los medios que sean, porque lo que importa es tenerlas para conseguir mi felicidad.
Otro aspecto es la evidente pérdida de conexión entre presente y futuro. En otros momentos uno hacía un esfuerzo en el presente para tener en el futuro una vida mejor. Hoy eso no es cierto. No es verdad que usted hoy sacrificándose en el presente va a conseguir una vida mejor en el mañana. Ahora, si eso no es así, para qué usted va ha hacer sacrificio, no tiene ningún sentido. No hay futuro, el futuro es nada más que el presente continuado. Entonces, si usted me dice esto, no me invite después a ser honrado, honesto, responsable, ¿para qué?
Podemos afirmar que está en construcción un ser humano duro, competitivo, individual, insolidario. Ese ser humano es el que estamos diciendo que es exitoso.
Estamos creando ese tipo de seres humanos para que se inserte en el mercado a competir, como un gladiador mercantil, que sale a pelear en los mercados. ¿Y los pobres? Se dice: “pobres siempre tendrán con ustedes”, una lectura terrible del evangelio, equivocada pero funcional. Ese es otro eje que habría que trabajar.

4.4. La ruptura de las solidaridades tradicionales, cuando la violencia se instala como cultura
Este eje es consecuencia del anterior. Estamos asistiendo a una ruptura de la solidaridad social, y esto se puede evidenciar en uno de los aspectos esenciales de la vida social, que fue básico hasta hoy: el estado de bienestar como una forma de construir solidaridad social. Un estado que era capaz de distribuir para ser menos desigual a la sociedad.
Ahora tenemos un drama muy serio, el Estado como factor de seguridad social, de equilibrio social, de equidad, ha sido desmantelado en casi toda América Latina y sus posibilidades de contribuir a la construcción de la equidad son más difíciles que antes.
Hay otro problema, el de la miseria. La gente entiende que la única fuente de protección es la seguridad. A quien se le puede reclamar una cierta equidad ya no tiene la capacidad para responder.
Hay una situación de intemperie en la población comunitaria, de indefensión, de inseguridad, que se expresa ahora en esta inseguridad pública, donde el Estado aparece también como incapaz de responder.
Otro punto lo constituye el alto grado de narcotráfico conectado con la economía formal. Esa conexión genera una lógica perversa en el contexto social anterior. Cuando alguien llega a incluirse en este tipo de prácticas económicas, en este mercado que es altamente riesgoso, va a conseguir (precisamente por ser tan riesgoso) altos beneficios. Y con esos beneficios tan altos usted va poder acceder a lo que estaba aspirando y que la sociedad le impedía conseguir. A eso estamos asistiendo: a un narcotráfico que se extiende hasta los niveles de un narcoestado. Eso es una expresión clara de lo que se ha llegado con respecto al narco, del poder que tiene, de cómo ha penetrado todas las esferas sociales y de la incapacidad de los gobiernos para controlarlo.
Ahora, cuando usted invita a los muchachos y las muchachas de los sectores populares, que ven cerrados sus horizontes, y les da una chilata para participar en un empleo en el narco, un empleo de baja categoría pero en el que podrá ganar al mes 20,000 pesos: ¿qué va a hacer ese muchacho que antes no ganaba nada? ¿Cómo convencer a ese muchacho de que el narcotráfico es malo, cómo convencer a la madre de ese joven que estaba pasando hambre y que ahora puede ir con su hijo a comer todos los días de que su hijo es un delincuente y que el narcotráfico es malo?
El narcotráfico ha penetrado y generado una conexión perversa en el marco social. En el caso de América Latina y el Caribe, ha penetrado un marco de desigualdades y de aspiración a un nivel de consumo mayor y una propuesta de éxito a la que no podemos acceder por las vías normales. Si usted añade a esto una familia que se ha ido descomponiendo por razones muy diversas, pero donde una de ellas es la migración, entonces usted tiene muchachos solos, muchachas solas, porque la mamá está en España o en Puerto Rico o en Estados Unidos y el papá vive con tres mujeres más. Además, otro elemento que hace fácil la penetración de todas las cosas que enfrentamos como problemas sociales en la actualidad es la existencia de una cultura anterior autoritaria y violenta.
Por otro lado, el cambio de roles de la mujer está siendo también fuente de violencia: la incomprensión por parte de los hombres de este cambio de roles está llevando a los varones a responder de la única manera que hemos aprendido: violentamente. Cuando usted está en este contexto y además ha sido formado como “macho”, y se encuentra que “su” mujer, la mujer que usted “tiene” desarrolla una capacidad de decisión y una capacidad para ser autónoma, usted se siente un macho herido. Y ese macho aprendió que toda solución a los problemas acaban con los golpes, entonces ¿qué usted hace?, pues dar golpes.
Otras veces encontramos a la mujer con mucha más capacidad para violencia verbal, ante un hombre que solo sabe de violencia física. Cuando usted une esos dos factores, tenemos entonces el drama que estamos viviendo, el de las muertes en la vida doméstica.

4.5. Respuestas
Dentro de este marco social existen muchas respuestas. Una es la violencia. Ahí tenemos a las “Naciones” en nuestros barrios, a las “Maras” en América Central. Estas bandas juveniles son un esfuerzo desesperado de los muchachos por conseguir su identidad, por conseguir seguridad, reconocimiento y pertenencia. Todo esto lo consiguen a través de la violencia. Un muchacho que no tiene ninguna posibilidad encuentra en ese ambiente y en la violencia de ese ambiente un mecanismo para poder acceder a ese mundo y obtener el reconocimiento, liderazgo, protección, pertenencias y valores comunes.
Entonces cuando usted mete a un muchacho a ese grupo y le exige ser violento él lo va a ser, porque uno ya aprendió a hacer violencia y, segundo, además hacer eso le va a dar pertenencias y seguridad. Si usted hace que él salga de la nación, usted lo excluye de lo único en lo que está incluido y lo mata. Esta es la dinámica maldita a la que estamos asistiendo.
Podemos afirmar que estas nuevas asociaciones juveniles dan satisfacción tanto a las necesidades sociales como a las emocionales y económicas. Cuando usted entra en esa lógica de la violencia ya todo es posible.

4.6. Alternativas
Yo creo que estamos obligados a una reconstrucción de la solidaridad y la prudencialidad sociales. Eso pasa por la creación de oportunidades para todos y para todas, lo que implica una educación de calidad (y no solo para los ricos), una educación pública de calidad que genere oportunidades para que cada quien pueda ir después al mercado laboral con capacidad para ser exitoso.
La seguridad social como derecho humano: no es fácil pensar que usted va ha llegar a los 80 años sin un centavo y en la calle. La corrupción administrativa está vinculada con este problema. Si ponen a un hombre de 60 años a ser ministro de educación o de salud y el tipo no tiene un centavo y le quedan cinco años de vida productiva, ¿qué hace? Eso es parte del problema. La seguridad social, un derecho humano que tiene que ser reivindicado: es injusto que alguien que haya dedicado su vida a un trabajo productivo, después cuando ya no pueda hacerlo, sea echado a un lado como un inservible.
Por último, creo que es fundamental trabajar en la educación en valores, sabiendo, sin embargo, que los valores discursivos tienen poco asidero. Hace falta una conexión entre el discurso y la práctica, de otro modo no nos van a creer, porque por más que usted diga que hay que ser bueno, si ser bueno hace daño usted no va a querer ser bueno. Y hace falta que la sociedad tenga la capacidad de premiar las conductas que son buenas: la responsabilidad, la honestidad... premiar eso y no premiar lo que está en contra de eso: no premiar los antivalores.

III. LEGISLACION NACIONAL[21]
1. ESCENARIO POLÍTICO
El contexto político normativo del último año fue amplio y diverso, marcado por marchas y contramarchas; ejemplos de ello son el debate constitucional aparentemente suspendido y el proceso de descentralización que, pese a las críticas recibidas, sigue en marcha.
Un importante hito en la política nacional ha sido la firma en julio del año 2002 del Acuerdo Nacional con la aprobación de 30 políticas de Estado, las cuales comprenden cuatro objetivos básicos: Democracia y Estado de Derecho, Equidad y Justicia Social, Competitividad del País, y Estado Eficiente, Transparente y Descentralizado. Este documento constituye un importante punto de partida para la elaboración de políticas públicas para los próximos 20 años, así como un instrumento clave para la vigilancia de éstas por parte de la sociedad civil.
Las políticas 7, 11, 13 y 16 (dentro de los objetivos de Democracia y Estado de Derecho así como de Equidad y Justicia Social) son las que comentaremos de manera particular en este informe dadas sus implicancias para los temas que se abordarán.
Éstas se refieren de manera particular a la Erradicación de la Violencia y Fortalecimiento del Civismo y de la Seguridad Ciudadana, la promoción de la igualdad de oportunidades sin discriminación, el acceso universal a los servicios de salud y a la seguridad social, y al fortalecimiento de la familia, protección y promoción de la niñez, la adolescencia y la juventud.
Asimismo, el Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social (MIMDES) ha tenido un papel importante en la promoción de políticas que protegen los derechos de las mujeres, como se verá a lo largo de este informe. En el desarrollo de este reporte se tomarán en cuenta las políticas dadas por este ministerio en cada uno de los temas propuestos al ser, de acuerdo a su mandato, el impulsor principal de los temas relacionados a la situación de la mujer en el país.
Es preciso recordar, sin embargo, que las políticas hacia la mujer deben ser transversales en toda la política pública; lamentablemente en nuestro país, tal como se verá más adelante, ha sido particularmente difícil la tarea de incorporar el enfoque de género así como la perspectiva de los derechos humanos de las mujeres en los distintos sectores del gobierno, especialmente en el sector salud.
Además se debe indicar que la acción del MIMDES se encuentra contextualizada en un particular triple proceso de modernización, descentralización y reestructuración sectorial que afectan las posibilidades de incidencia real y efectiva.
Los permanentes cambios ministeriales, la descentralización de los programas sociales, entre otros, afectan la sostenibilidad de su actuación y podrían traer como consecuencia una mayor fragmentación de la oferta estatal, por ejemplo, en la prevención y atención en violencia familiar y sexual.
Un ejemplo de la poca continuidad de sus programas e incidencia efectiva en las políticas de los demás ministerios ha sido la implementación del Plan Nacional de Igualdad de Oportunidades (PIO). La planeación de esta herramienta y los cambios que sufrió es una muestra clara de la falta de consenso acerca de la implementación de la equidad de género a nivel político.
En el 2000 se elaboró el PIO 2000-2005 como un instrumento de gestión en materia de equidad de género, aprobado y publicado en febrero del año 2001, que sería gestionado por el entonces PROMUDEH. Este plan contiene estrategias para «mejorar la situación de la mujer sobre todo en la educación, salud, violencia, empleo, participación social y política y comunicación» y se dio bajo el compromiso del gobierno de asumir la lucha contra la discriminación hacia la mujer como un tema de interés nacional.
Luego de dos años de su aprobación, en el 2001, se convocó a una revisión de los lineamientos que debían regir este plan. Las organizaciones de la sociedad civil pudieron hacer sus aportes a las directrices, que debían orientar las actividades del nuevo plan, y hacia finales del 2002 se puso en consulta en diversas regiones del país. Es decir que hasta la fecha no solamente el PIO 2000-2005 se encuentra en revisión, sino que no llega a aprobarse un nuevo plan, lo que dificulta la implementación real y efectiva de las estrategias diseñadas.
Lo mismo ocurrió con la perspectiva de género en los planes del MIMDES, perspectiva que esta instancia ministerial debía velar porque fuera transversal en las políticas públicas de todos los ministerios. El Comité de la CEDAW ha señalado la preocupación por el fortalecimiento del Ministerio para que pueda velar «por la incorporación efectiva de la perspectiva de género en todos los sectores del gobierno», siendo evidente una resistencia a la incorporación de acciones que protejan los derechos de las mujeres en los distintos sectores.
El lenguaje político es un ejemplo de ello, pues se ha tendido a equiparar la igualdad de género con la igualdad de oportunidades lo que viene ocasionando, como consecuencia, no solamente que se invisibilicen las brechas de género sino que dificulte la implementación de acciones afirmativas a favor de las niñas, adolescentes y mujeres.

2. CAMBIOS LEGISLATIVOS
Actualmente se presentan importantes escenarios que pueden brindar una posibilidad de modificar la legislación nacional para una mayor y mejor protección de los derechos de las mujeres (violencia familiar, violencia sexual, aborto y derechos reproductivos) que serán abordados en este informe.
Tal vez el escenario que presenta mayores posibilidades de adecuación de la legislación a favor de las mujeres, para los temas planteados, es el proceso de descentralización ya que va a permitir que los gobiernos locales y regionales tengan atribuciones en diversas materias. Aunque esto sólo ocurrirá en la etapa final del proceso, antes de dicha transferencia se deberán definir qué competencias permanecen en el gobierno central y cuáles se transfieren a los gobiernos regionales y locales.
Un tema de particular interés es la situación de políticas públicas así como el destino de programas como, por ejemplo, el Plan Nacional Contra la Violencia hacia la Mujer. Una vez definido esto se podría dar un espacio de creación de normatividad a nivel local y regional especializada en la atención y prevención de la violencia contra las mujeres en sus diversas manifestaciones.
Un proceso de igual importancia es el de la reforma constitucional que, después de un año de iniciadas las discusiones alrededor del anteproyecto y de la posibilidad de interrumpir el proceso en el escenario político, al parecer reinicia el diálogo y la revisión del texto que a todas luces será la nueva constitución política del Estado.
Cabe recordar que este proceso se inició en el gobierno de transición democrática liderado por el ex-presidente de la República, Valentín Paniagua (mediante Ley 27600 del 14 de diciembre del 2001) y que el 11 de julio del 2002 la Comisión de Constitución, Reglamento y Acusaciones Constitucionales del Congreso presentó el anteproyecto de Constitución al Congreso de la República para su discusión.
Siendo así, la trascendencia de participar en un proceso de tal envergadura es realmente importante.
Ya las organizaciones de mujeres han hecho llegar una propuesta al Congreso acerca de las principales demandas sobre el articulado de la nueva constitución y que tiene relación con algunos de los puntos que analizaremos en este informe.
Por otro lado, se abrió un espacio de reforma del Código Penal Peruano de 1991, que si bien ha sido modificado parcialmente en numerosas oportunidades reviste ahora una mayor trascendencia dado que la modificación que se está realizando en la actualidad compromete el texto completo de la norma.
Esto es de suma importancia ya que hace posible argumentar modificaciones a la sección de delitos contra el cuerpo y la salud de las personas, en especial en lo referente a los delitos contra la libertad sexual y el aborto. Como veremos, en el articulado actual, existen incompatibilidades con lo dispuesto en instrumentos internacionales por lo que deben ser modificados.

IV. ANEXOS
ANEXO I
LEY DE PROTECCIÓN FRENTE A LA VIOLENCIA FAMILIAR
LEY Nº 26260

CAPITULO PRIMERO
DISPOSICIONES GENERALES
Artículo 1°.-Por la presente Ley, se establece la política del Estado frente a la violencia familiar, así como las medidas de protección que correspondan.
Artículo 2°.- A los efectos de la presente Ley, se entenderá por violencia familiar cualquier acción u omisión que cause daño físico o psicológico, maltrato sin lesión, inclusive la amenaza o coacción graves, que se produzcan entre:
a. Cónyuges;
b. Convivientes;
c. Ascendientes;
d. Descendientes;
e. Parientes colaterales hasta el cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad; o
f. Quienes habitan en el mismo hogar, siempre que no medien relaciones contractuales o laborales.

Artículo 3°.- Es política permanente del Estado la lucha contra toda forma de violencia familiar, debiendo desarrollarse con este propósito las siguientes acciones:
a) Fortalecer en todos los niveles educativos, la enseñanza de los valores éticos, el irrestricto respecto a la dignidad de la persona humana y de los derechos de la mujer, del niño y adolescente y de la familia, de conformidad con la Constitución Política del Estado y los Instrumentos Internacionales ratificados por el Perú.
b) Fortalecer en la formación escolar y extra escolar la enseñanza de valores éticos, el irrestricto respeto a la dignidad de la persona humana y de los derechos de la mujer y el menor, de conformidad con la Constitución Política del Estado y las Convenciones Internacionales ratificadas por el Perú.
c) Emprender campañas de difusión, con el propósito de sensibilizar a la sociedad sobre la problemática social antes señalada, difundir los alcances de la presente Ley y condenar los actos de violencia familiar.
d) Establecer procesos legales eficaces para las víctimas de violencia familiar, caracterizados por el mínimo de formalismo y la tendencia a brindar medidas cautelares y resarcimiento por los daños y perjuicios causados, así como, para facilitar la atención gratuita en los reconocimientos médicos requeridos por la Policía, Ministerio Público o Poder Judicial.
e) Establecer mecanismos legales eficaces para las víctimas de violencia familiar, mediante procedimientos caracterizados por el mínimo de formalismo y, la tendencia a brindar medidas cautelares.
f) Reforzar las actuales delegaciones policiales con unidades especializadas dotándolas de personal capacitado en la atención de los casos de violencia familiar. La Policía Nacional garantizará que, la formación policial incluya en la currícula y en el ejercicio de la carrera, capacitación integral sobre la violencia familiar y su adecuada atención
g) Instituir Comisarías de Mujeres en las localidades del país donde así se justifique y reforzar las actuales dependencias policiales con personal especializado en la atención de los casos de violencia familiar.
h) Capacitar al personal policial, fiscales, jueces, médicos legistas, agentes de salud, agentes de educación y personal de las Defensorías Municipales, para que asuman un rol eficaz en la lucha contra la violencia familiar. Las acciones dispuestas en el presente artículo serán coordinadas por el Ministerio de Promoción de la Mujer y del Desarrollo Humano.
i) Capacitar al personal policial y a fiscales y magistrados de la República, para que asuman un rol eficaz en la lucha contra la violencia familiar. Los Ministerios de Educación, Justicia y del Interior son los encargados de coordinar las acciones referidas en el presente artículo.

CAPITULO SEGUNDO
COMPETENCIA
Artículo 4°.- Las Defensorías Municipales del Niño y el Adolescente, podrán, en ejercicio de sus atribuciones, llevar adelante audiencias de conciliación destinadas a resolver conflictos originados por violencia familiar.
Artículo 5°.- La Policía Nacional en todas las delegaciones policiales, recibirá las denuncias por violencia familiar y realizará las investigaciones preliminares correspondientes. Las denuncias podrán ser presentadas en forma verbal o escrita. La investigación policial se sigue de oficio, independientemente del impulso del denunciante y concluye con un parte o atestado que contiene los resultados de la investigación. Durante la misma, pueden solicitarse los informes necesarios para el esclarecimiento de los hechos. La Policía Nacional, a solicitud de la víctima brindará las garantías necesarias en resguardo de su integridad. En caso de flagrante delito o de muy grave peligro de su perpetración, la Policía Nacional está facultada para allanar el domicilio del agresor. Podrá detener a este en caso de flagrante delito y realizar la investigación en un plazo máximo de 24 horas, poniendo el atestado en conocimiento de la fiscalía provincial penal que corresponda. De igual manera, podrá conducir de grado o fuerza al denunciado renuente a concurrir a la delegación policial. El atestado policial será remitido al Juez de Paz o Fiscal Provincial en lo Penal, según corresponda, y al Fiscal de Familia, para ejercer las atribuciones que le señala la presente ley. La parte interesada podrá igualmente pedir copia del atestado para los efectos que considere pertinente o solicitar su remisión al juzgado que conociere de un proceso sobre la materia o vinculado a ésta.
Artículo 6°.-Para tal efecto, el Ministerio del Interior expedirá los formularios tipo, para facilitar las denuncias y asimismo, cartillas informativas de difusión masiva. Asimismo dispondrá la capacitación de personal especializado en la Policía Nacional, para la atención en lo dispuesto en esta ley.

DE LA INTERVENCION DEL MINISTERIO PÚBLICO
Artículo 7°.- El Fiscal Provincial de Familia que corresponda, dará trámite a las peticiones que se formulen verbalmente o por escrito en forma directa por la víctima de violencia, sus familiares, cualquiera de los mencionados en el artículo 2° de esta ley o tratándose de menores cualquier persona que conozca de los hechos, o por remisión del atestado de las delegaciones policiales. También podrá actuar de oficio ante el conocimiento directo de los hechos.
A. MEDIDAS DE PROTECCION INMEDIATAS
Recibida la petición o apreciados de oficio los hechos, el Fiscal pueda dictar las medidas de protección inmediatas que la situación exija. Para el ejercicio de su función, el Fiscal gozará de la potestad de libre acceso al lugar donde se haya perpetrado la violencia. Si la seguridad de la víctima o de su familia requiriera de una decisión jurisdiccional, solicitará las medidas cautelares pertinentes al Juez Especializado de Familia, las que se tramitarán como Medidas Anticipadas fuera de proceso, de conformidad con lo dispuesto por los Artículos 635o.- y siguientes del Código Procesal Civil. Es especialmente procedente la solicitud de una asignación anticipada de alimentos. Las medidas cautelares se concederán sin el requisito de contracautela.
El Fiscal de Familia debe poner en conocimiento del Juez de Familia las medidas de protección adoptadas.
Las medidas de protección inmediatas que pueden ser adoptadas a solicitud de la víctima incluyen, sin que la enumeración sea limitativa, el retiro del agresor del domicilio, impedimento de acoso a la víctima, suspensión temporal de visitas, inventario sobre sus bienes y otras medidas de protección inmediata que garanticen su integridad física, psíquica y moral.
B. CONCILIACION
El Fiscal convocará a la víctima y al agresor a audiencia de conciliación, para buscar una solución que permita el cese de los actos de violencia. Son nulos los acuerdos que legitimen los actos de violencia y aquellos referentes a la renuncia de los derechos de la víctima. Para dicha conciliación, podrá requerirse del apoyo psicológico correspondiente.
El Fiscal está obligado a suspender la conciliación, cuando la víctima experimente temor ante coacción presente o eventual y se sienta en una situación de inseguridad o se desista de participar en ella. El proceso sólo se reinicia tomándose las medidas necesarias para garantizar la seguridad e integridad de la víctima.
La citación al agresor se efectuará bajo apercibimiento de ser denunciado por delito de resistencia o desobediencia a la autoridad en caso de inconcurrencia a que se refiere el artículo 368o. del Código Penal. El acta de conciliación, tendrá los efectos previstos en el Artículo 328o. del Código Procesal Civil.
El incumplimiento de la conciliación concede al Fiscal el derecho de recurrir al Juez de Familia, para exigir judicialmente su ejecución.
C. LEGITIMIDAD PROCESAL
No habiéndose alcanzado la conciliación o por frustración de la misma, el Fiscal interpondrá demanda ante el Juez de Familia, la que se tramitará con arreglo a lo dispuesto en el artículo 9o. de la presente ley.
Artículo 8°.-Corresponde además, al Ministerio Público en su función tuitiva visitar periódicamente las dependencias policiales para conocer sobre la existencia de denuncias sobre violencia familiar, e intervenir de oficio cuando corresponda conforme esta Ley.

DE LA INTERVENCION JUDICIAL INTERVENCION DEL JUEZ CIVIL
Artículo 9°.- Corresponde el conocimiento de los procesos al Juez Especializado de Familia del lugar donde domicilia la víctima o del lugar de la agresión, indistintamente.
A. LEGITIMIDAD PROCESAL
El proceso se inicia por demanda:
a) De la víctima de violencia o su representante.
b) Del Fiscal de Familia.

B. PROCEDIMIENTO
Las pretensiones sobre Violencia Familiar se tramitan como Proceso Único, conforme a las disposiciones del Código de los Niños y Adolescentes, con las modificaciones que en esta ley se detallan.
C. EFECTOS DE LA SENTENCIA
La resolución judicial que pone fin al proceso determinará si ha existido o no violencia familiar y establecerá:
a) Las medidas de protección en favor de la víctima pudiendo ordenar entre otras, la suspensión temporal de la cohabitación, la salida temporal del agresor del domicilio, la prohibición temporal de toda clase de visitas por parte del agresor, además de cualquier otra forma de acoso para la víctima, entre otras, conforme lo prescribe el último párrafo del literal a) del artículo 7o. de esta Ley.
b) El tratamiento que debe recibir la víctima, su familia y el agresor, si se estima conveniente.
c) La reparación del daño.
d) El establecimiento de una pensión de alimentos para la víctima, cuando corresponda legalmente, si a criterio del juzgado ello es necesario para su subsistencia. En atención a la función tuitiva de este proceso, el Juez puede agregar a su decisión los mandatos que aseguren la eficacia de las pretensiones exigidas y los derechos esenciales de la víctima.

D. EJECUCION FORZOSA
En caso de incumplimiento de las medidas decretadas, el Juez ejercerá las facultades coercitivas, contempladas en los Artículos 53° del Código Procesal Civil y 205°. Del Código de los Niños y Adolescentes, sin perjuicio de las responsabilidades penales, a que hubiera lugar.
E. MEDIDAS CAUTELARES Y CONCILIACION
El Juez podrá adoptar medidas cautelares anticipadas sobre el fondo, desde la iniciación del proceso y durante su tramitación, sujetándose en tal caso, a lo previsto por el Código Procesal Civil. Podrá ejercer igualmente la facultad de conciliación, en los términos previstos por el literal b) del Artículo 7° de la presente Ley.
Artículo 10°.- Si el Juez Penal adopta en el proceso respectivo medidas cautelares de protección a la víctima, no procederá solicitarlas en la vía civil. Las medidas de protección civil, pueden sin embargo, solicitarse antes de la iniciación del proceso, como medidas cautelares fuera de proceso.

INTERVENCION DEL JUEZ EN MATERIA PENAL
Artículo 11°.-Dictado el auto apertorio de instrucción por hechos tipificados como delitos y que se relacionan con la violencia familiar, corresponde al Juez dictar de oficio las medidas cautelares que señala la presente Ley, así como, según la naturaleza o gravedad de los hechos, o su reiteración, disponer la detención del encausado.

INTERVENCION DEL JUEZ DE MENORES
Artículo 12°.- Cuando el Juez en lo Penal o el de Paz Letrado, conozcan de delitos o faltas cuyo origen sean hechos de violencia familiar, están facultados para adoptar todas las medidas de protección que señala la presente ley. Las medidas referidas en el párrafo anterior, podrán adoptarse desde la iniciación del proceso, durante su tramitación y al dictar sentencia, aplicando en lo que fuere pertinente, lo dispuesto por el Código Procesal Civil. Podrán imponerse igualmente como restricciones de conducta, al momento de ordenar la comparecencia del inculpado y al dictar sentencia bajo apercibimiento de ordenar detención en caso de incumplimiento.

DISPOSICIONES COMUNES A TODOS LOS PROCESOS
Artículo 13°.-Los antecedentes y documentación correspondiente a los procesos se mantendrán en reserva, salvo para las partes, letrados y expertos intervinientes. Las actuaciones tenderán a ser privadas.
Artículo 14°.- La Policía Nacional, el Ministerio Público y el Poder Judicial pueden solicitar la colaboración a todas las instituciones públicas o privadas para la evaluación física y psicológica de las víctimas de violencia, agresores y de su entorno familiar; para la asistencia de víctimas de violencia y su familia; y, para la aplicación y control de las medidas que contempla la presente ley. Los certificados que expidan los Establecimientos de Salud del Estado tienen pleno valor probatorio en los procesos sobre Violencia Familiar, la expedición de dichos certificados es gratuita. También lo tendrán los certificados que expidan instituciones privadas, con las que el Ministerio Público y el Poder Judicial celebren Convenios, para la realización de determinadas pericias.

DISPOSICIONES FINALES
Artículo 15°.-Derógase las disposiciones que se opongan a esta Ley.
Artículo 16°.-La presente Ley rige desde el día siguiente de su publicación en el diario oficial "El Peruano".
Lima, a los ocho del mes de Diciembre de mil novecientos noventa y tres.












ANEXO II
LEY DE PROTECCION FRENTE A LA VIOLENCIA FAMILIAR
DECRETO SUPREMO Nº 006-97-JUS

TITULO PRIMERO
DISPOSICIONES GENERALES
Artículo 1°.-Alcance de la ley.-Por la presente Ley, se establece la política del Estado y de la sociedad frente a la violencia familiar, así como las medidas de protección que correspondan.

Artículo 2°.-Definición de violencia familiar.-A los efectos de la presente Ley, se entenderá por violencia familiar cualquier acción u omisión que cause daño físico o psicológico, maltrato sin lesión, inclusive la amenaza o coacción graves, que se produzcan entre:
a. Cónyuges;
b. Convivientes;
c. Ascendientes;
d. Descendientes;
e. Parientes colaterales hasta el cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad; o,
f. Quienes habitan en el mismo hogar, siempre que no medien relaciones contractuales o laborales.

Artículo 3°.-Política y acciones del Estado.-Es política permanente del Estado la lucha contra toda forma de violencia familiar, debiendo desarrollarse con este propósito las siguientes acciones:
a) Fortalecer en todos los niveles educativos, la enseñanza de valores éticos, el irrestricto respeto a la dignidad de la persona humana y de los derechos de la mujer, del niño y adolescente y de la familia, de conformidad con la Constitución Política del Estado y los Instrumentos Internacionales ratificados por el Perú.
b) Emprender campañas de difusión, con el propósito de sensibilizar a la sociedad sobre la problemática social antes señalada, difundir los alcances de la presente Ley y condenar los actos de violencia familiar.
c) Promover el estudio e investigación sobre las causas de violencia familiar y medidas a adoptarse para su corrección;
d) Establecer procesos legales eficaces para las víctimas de violencia familiar, caracterizados por el mínimo de formalismo y la tendencia a brindar medidas cautelares y resarcimiento por los daños y perjuicios causados, así como para facilitar la atención gratuita en las reconocimientos médicos requeridos por la Policía, Ministerio Público o Poder Judicial.
e) Promover la participación activa de organizaciones, entidades públicas o privadas dedicadas a la protección de menores, mujeres y en general a los asuntos familiares, para el desarrollo de labores preventivas y de control sobre la ejecución de medidas cautelares, de apoyo y tratamiento de víctimas de violencia y agresores.
f) Reforzar las actuales delegaciones policiales con unidades especializadas dotándolas de personal capacitado en la atención de los casos de violencia familiar. La Policía Nacional garantizará que, la formación policial incluya en la currícula y en el ejercicio de la carrera, capacitación integral sobre la violencia familiar y su adecuada atención.
g) Promover el establecimiento de hogares temporales de refugio para víctimas de violencia y la creación y desarrollo de instituciones para el tratamiento de agresores, a nivel municipal.
h) Capacitar al personal policial, fiscales, jueces, médicos legistas, agentes de salud, agentes de educación y personal de las Defensorías Municipales, para que asuman un rol eficaz en la lucha contra la violencia familiar.
Las acciones dispuestas en el presente artículo serán coordinadas por el Ministerio de Promoción de la Mujer y del Desarrollo Humano.
TITULO SEGUNDO
COMPETENCIA
CAPITULO PRIMERO
DE LA INTERVENCION DE LA POLICIA NACIONAL
Artículo 4°.-De la denuncia policial.-La Policía Nacional en todas las delegaciones policiales, recibirá las denuncias por violencia familiar y realizará las investigaciones preliminares correspondientes. Las denuncias podrán ser presentadas en forma verbal o escrita.
Artículo 5°.-De los formularios tipo y de la capacitación policial.-Para tal efecto, el Ministerio del Interior expedirá formularios tipo, para facilitar las denuncias y asimismo, cartillas informativas de difusión masiva. Asimismo dispondrá la capacitación de personal especializado en la Policía Nacional, para la atención en lo dispuesto en esta Ley.
Artículo 6°.-De la investigación policial.-La investigación policial se sigue de oficio, independientemente del impulso del denunciante y concluye con un parte o atestado que contiene los resultados de la investigación. Durante la misma, pueden solicitarse los informes necesarios para el esclarecimiento de los hechos. La Policía Nacional, a solicitud de la víctima brindará las garantías necesarias en resguardo de su integridad.
Artículo 7°.-De las atribuciones específicas de la Policía.-En caso de flagrante delito o de muy grave peligro de su perpetración, la Policía Nacional está facultada para allanar el domicilio del agresor. Podrá detener a éste en caso de flagrante delito y realizar la investigación en un plazo máximo de 24 horas, poniendo el atestado en conocimiento de la fiscalía provincial penal que corresponda. De igual manera, podrá conducir de grado o fuerza al denunciado renuente a concurrir a la delegación policial.
Artículo 8°.-Del Atestado Policial.-El atestado policial será remitido al Juez de Paz o Fiscal Provincial en lo Penal, según corresponda, y al Fiscal de Familia, para ejercer las atribuciones que le señala la presente ley. La parte interesada podrá igualmente pedir copia del atestado para los efectos que considere pertinente o solicitar su remisión al juzgado que conociere de un proceso sobre la materia o vinculado a ésta.

CAPITULO SEGUNDO
DE LA INTERVENCION DEL MINISTERIO PÚBLICO
Artículo 9°.-Del conocimiento y acciones iniciales del Fiscal Provincial.-El Fiscal Provincial de Familia que corresponda, dará trámite a las peticiones que se formulen verbalmente o por escrito en forma directa por la víctima de violencia, sus familiares, cualquiera de los mencionados en el Artículo 2° de esta ley o tratándose de menores cualquier persona que conozca de los hechos, o por remisión del atestado de las delegaciones policiales. También podrá actuar de oficio ante el conocimiento directo de los hechos.
Artículo 10°.-De las medidas de protección inmediatas.-Recibida la petición o apreciados de oficio los hechos, el Fiscal puede dictar las medidas de protección inmediatas que la situación exija. Las medidas de protección inmediatas que pueden ser adoptadas a solicitud de la víctima incluyen, sin que la enumeración sea limitativa, el retiro del agresor del domicilio, impedimento de acoso a la víctima, suspensión temporal de visitas, inventarios sobre sus bienes y otras medidas de protección inmediata que garanticen su integridad física, psíquica y moral. El Fiscal de Familia debe poner en conocimiento del Juez de Familia las medidas de protección adoptadas.
Artículo 11°.-De la solicitud de medidas cautelares.-Si la seguridad de la víctima o de su familia requiriera de una decisión jurisdiccional, solicitará las medidas cautelares pertinentes al Juez Especializado de Familia, las que se tramitarán como Medidas Anticipadas fuera de proceso, de conformidad con lo dispuesto por los Artículos 635° y siguientes del Código Procesal Civil. Es especialmente procedente la solicitud de una asignación anticipada de alimentos. Las medidas cautelares se concederán sin el requisito de contracautela.
Artículo 12°.-De la potestad especial del Fiscal Provincial.-Para el ejercicio de su función, el Fiscal gozará de la potestad de libre acceso al lugar donde se haya perpetrado la violencia.
Artículo 13°.-De la conciliación ante el Fiscal Provincial.-El Fiscal convocará a la víctima y al agresor a audiencia de conciliación, para buscar una solución que permita el cese de los actos de violencia. Son nulos los acuerdos que legitimen los actos de violencia y aquellos referentes a la renuncia de los derechos de la víctima. Para dicha conciliación, podrá requerirse del apoyo psicológico correspondiente. El Fiscal está obligado a suspender la conciliación, cuando la víctima experimente temor ante coacción presente o eventual y se sienta en una situación de inseguridad o se desista de participar en ella. El proceso sólo se reinicia tomándose las medidas necesarias para garantizar la seguridad e integridad de la víctima.
Artículo 14°.-De las facultades del Fiscal Provincial en la conciliación.-La citación al agresor se efectuará bajo apercibimiento de ser denunciado por delito de resistencia o desobediencia a la autoridad en caso de inconcurrencia a que se refiere el Artículo 368° del Código Penal.
Artículo 15°.-De los efectos de la conciliación.-El acta de conciliación, tendrá los efectos previstos en el Artículo 328° del Código Procesal Civil. El incumplimiento de la conciliación concede al Fiscal el derecho de recurrir al Juez de Familia, para exigir judicialmente su ejecución.
Artículo 16°.-De la legitimidad procesal.-No habiéndose alcanzado la conciliación o por frustración de la misma, el Fiscal interpondrá demanda ante el Juez de Familia, la que se tramitará con arreglo a lo dispuesto en el Artículo 18° de la presente Ley.
Artículo 17°.-De las otras funciones del Fiscal Provincial.-Corresponde además, al Ministerio Público en su función tuitiva visitar periódicamente las dependencias policiales para conocer sobre la existencia de denuncias sobre violencia familiar, e intervenir de oficio cuando corresponda conforme esta Ley.

CAPITULO TERCERO
DE LA INTERVENCION JUDICIAL
SUBCAPITULO PRIMERO
DE LA INTERVENCION DEL JUEZ ESPECIALIZADO DE FAMILLA
Artículo 18°.-De la competencia del Juez Especializado de Familia.-Corresponde el conocimiento de los procesos al Juez Especializado de Familia del lugar donde domicilia la víctima o del lugar de la agresión, indistintamente.
Artículo 19°.-De la legitimidad procesal.-El proceso se inicia por demanda:
a) De la víctima de violencia o su representante.
b) Del Fiscal de Familia.

Artículo 20°.-Del procedimiento.-Las pretensiones sobre Violencia Familiar se tramitan como Proceso Único, conforme a las disposiciones del Código de los Niños y Adolescentes, con las modificaciones que en esta ley se detallan.

Artículo 21°.-De la sentencia.-La resolución judicial que pone fin al proceso determinará si ha existido o no violencia familiar y establecerá:
a) Las medidas de protección en favor de la víctima pudiendo ordenar entre otras, la suspensión temporal de la cohabitación, la salida temporal del agresor del domicilio, la prohibición temporal de toda clase de visitas por parte del agresor, además de cualquier otra forma de acoso para la víctima, entre otras, conforme lo prescribe el segundo párrafo del Artículo 10° de esta Ley.
b) El tratamiento que debe recibir la víctima, su familia y el agresor, si se estima conveniente.
c) La reparación del daño.
d) El establecimiento de una pensión de alimentos para la víctima, cuando corresponda legalmente, si a criterio del juzgado ello es necesario para su subsistencia.
En atención a la función tuitiva de este proceso, el Juez puede agregar a su decisión los mandatos que aseguren la eficacia de las pretensiones exigidas y los derechos esenciales de la víctima.
Artículo 22°.-De la ejecución forzosa.-En caso de incumplimiento de las medidas decretadas, el Juez ejercerá las facultades coercitivas, contempladas en los Artículos 53° del Código Procesal Civil y 205° del Código de los Niños y Adolescentes, sin perjuicio de las responsabilidades penales, a que hubieran lugar.
Artículo 23°.-De las medidas cautelares y conciliación ante el Juez de Familia.-El Juez podrá adoptar medidas cautelares anticipadas sobre el fondo, desde la iniciación del proceso y durante su tramitación, sujetándose en tal caso, a lo previsto por el Código Procesal Civil. Podrá ejercer igualmente la facultad de conciliación, en los términos previstos por el Artículo 13° de la presente Ley.
Artículo 24°.-De las medidas de protección.-Si el Juez Penal adopta en el proceso respectivo medidas cautelares de protección a la víctima, no procederá solicitarlas en la vía civil.
Las medidas de protección civil, pueden sin embargo, solicitarse antes de la iniciación del proceso, como medidas cautelares fuera de proceso.




SUBCAPITULO SEGUNDO
INTERVENCION DEL JUEZ ESPECIALIZADO EN LO PENAL
Artículo 25°.-De las medidas cautelares.-Dictado el auto apertorio de instrucción por hechos tipificados como delitos y que se relacionan con la violencia familiar, corresponde al Juez dictar de oficio las medidas cautelares que señala la presente Ley, así como, según la naturaleza o gravedad de los hechos, o su reiteración, disponer la detención del encausado.
Artículo 26°.-De las medidas de protección.-Cuando el Juez en lo Penal o el de Paz Letrado, conozcan de delitos o faltas cuyo origen sean hechos de violencia familiar, están facultados para adoptar todas las medidas de protección que señala la presente ley. Las medidas referidas en el párrafo anterior, podrán adoptarse desde la iniciación del proceso, durante su tramitación y al dictar sentencia, aplicando en lo que fuere pertinente, lo dispuesto por el Código Procesal Civil. Podrán imponerse igualmente como restricciones de conducta, al momento de ordenar la comparecencia del inculpado y al dictar sentencia bajo apercibimiento de ordenar detención en caso de incumplimiento.

TITULO TERCERO
DISPOSICIONES COMUNES A TODOS LOS PROCESOS
Artículo 27°.-De la reserva de las actuaciones.-Los antecedentes y documentación correspondientes a los procesos se mantendrán en reserva, salvo para las partes, letrados y expertos intervinientes. Las actuaciones tenderán a ser privadas.

Artículo 28°.-Del deber de colaboración.-La Policía Nacional, el Ministerio Público y el Poder Judicial pueden solicitar la colaboración a todas las instituciones públicas o privadas para la evaluación física y psicológica de las víctimas de violencia, agresores y de su entorno familiar; para la asistencia de víctimas de violencia y su familia; y, para la aplicación y control de las medidas que contempla la presente ley.
Artículo 29°.-Del valor de los certificados médicos y pericias.-Los certificados de salud física y mental que expidan los médicos de los establecimientos de salud del Estado, como el Ministerio de Salud, el Instituto Peruano de Seguridad Social y las dependencias especializadas de las Municipalidades provinciales y distritales, tienen valor probatorio del estado de salud física y mental en los procesos sobre violencia familiar. La expedición de los certificados y la consulta médica que la origina son gratuitas. Igual valor tienen los certificados expedidos por los médicos de los centros parroquiales, cuyo funcionamiento se encuentre autorizado por el Ministerio de Salud y se encuentren registrados en el Ministerio Público. Asimismo, tendrán valor probatorio del estado de salud física y mental en los procesos por violencia familiar, los certificados que expidan los médicos de las instituciones privadas con las cuales el Ministerio Público y el Poder Judicial celebren Convenios para la realización de determinadas pericias.

TITULO CUARTO
DE LA INTERVENCION DE LAS DEFENSORIAS MUNICIPALES DEL
NIÑO Y DEL ADOLESCENTE
Artículo 30°.-De la conciliación ante el Defensor Municipal del Niño y del Adolescente.-Las Defensorías del Niño y el Adolescente debidamente autorizadas podrán, en ejercicio de sus atribuciones, llevar adelante audiencias de conciliación destinadas a resolver conflictos originados por violencia familiar previsto por la presente ley; y los casos de alimentos, colocación provisional y reconocimiento voluntario de filiación, señalados en los literales c) y d) del Artículo 48° del Código de los Niños y Adolescentes, siempre que no existan procesos judiciales sobre estas materias. Las Actas derivadas de estas conciliaciones constituyen título de ejecución.

TITULO QUINTO
DISPOSICIONES FINALES
Primera.-Excepcionalmente y cuando la carga procesal o la realidad del distrito lo justifiquen, el Poder Judicial o el Ministerio Público, a través de sus órganos de gobierno, podrá asignar competencia para conocer las demandas que se plantean al amparo de lo dispuesto sobre la ley de violencia familiar, a los juzgados de paz letrados.
Segunda.-Deróganse las disposiciones que se opongan a la presente ley.
Lima, a los veinticinco días del mes de junio de mil novecientos noventa y siete.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

þ Programa Nacional contra la Violencia Familiar y Sexual-Unidad Gerencial de Prevención y Desarrollo de Capacidades. “Plan de prevención integral de la violencia familiar y sexual”-2008. Disponible en: http://www.mimdes.gob.pe/pncvfs/cartillas/ppi2008.pdf

þ PALACIOS BANCHERO, Alejandra. (Psicóloga clínica y comunitaria, Conciliadora extrajudicial especialista en Familia). “VIOLENCIA FAMILIAR”. Disponible en: http://www.scribd.com/doc/102841/VIOLENCIA-FAMILIAR

þ Instituto de Ciencias y Humanidades, y colegio Bertolt Brecht. “¿Cómo afrontar la violencia familiar?” Disponible en: http://www.conamat.edu.pe/PPFF/COMO%20AFONTAR%20LA%20VIOLENCIA%20FAMILIAR.pdf

þ ARDITO VEGA, Wilfredo y LA ROSA CALLE, Javier. “Violencia Familiar en la Región Andina”. Disponible en: http://www.idl.org.pe/Publicaciones/vf.pdf

þ ANDÍA BOBADILLA, José Wilfredo; COILA CHOQUE, Noelia Milagros; TORRES FRISANCHO, María Luisa. “Violencia Familiar y Políticas Sociales en el Perú: Algunas reflexiones desde Trabajo Social”. Disponible en: http://www.ubiobio.cl/cps/ponencia/doc/p14.4.htm

þ Suares, Marinés. Mediando en sistemas familiares. Buenos Aires: Paidós, 2002.

þ Ormachea Choque, Iván. "Violencia familiar y conciliación". Derecho 52. Revista de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima, abril de 1999.

þ RAMOS, Manuela. “Derecho a una vida sin violencia, derechos sexuales y reproductivos, derechos políticos y ciudadanía, derechos económicos”. Disponible en: http://www.manuela.org.pe/violencia.asp

þ ABUSO SEXUAL DENTRO DE LA FAMILIA está disponible en: http://www.buenasalud.com/lib/ShowDoc.cfm?LibDocID=3005&ReturnCatID=1887

þ PREVALENCIA DE LA VIOLENCIA está disponible en: http://www.flora.org.pe/pdfs/violencia_fam_sex_aborto_der_reprod.pdf

þ ESTADISTICAS DEL MIMDES. Sistema de Registro-PNCV – MINDES. Centros de Emergencia Mujer (CEM). Disponible en: http://www.mimdes.gob.pe/pncvfs/estadisticas.htm

þ LA VIOLENCIA SOCIAL EN LA HISTORIA está disponible en: http://www.psicologia-online.com/colaboradores/vacaflor/violencia.html

þ VIOLENCIA SOCIAL está disponible en: http://www.universidadperu.com/articulo-violencia-social-universidad-peru.php

þ EL PODER EN LA SOCIEDAD está disponible en: http://www.monografias.com/trabajos10/vioso/vioso.shtml

þ MALTRATO INFANTIL está disponible en: http://www.monografias.com/trabajos10/vioso/vioso.shtml

þ LEGISLACION NACIONAL está disponible en: http://www.flora.org.pe/pdfs/violencia_fam_sex_aborto_der_reprod.pdf




[1] Programa Nacional contra la Violencia Familiar y Sexual-Unidad Gerencial de Prevención y Desarrollo de Capacidades. “Plan de prevención integral de la violencia familiar y sexual”-2008. Disponible en:
http://www.mimdes.gob.pe/pncvfs/cartillas/ppi2008.pdf

[2] PALACIOS BANCHERO, Alejandra. (Psicóloga clínica y comunitaria, Conciliadora extrajudicial especialista en Familia). “VIOLENCIA FAMILIAR”. Disponible en:

http://www.scribd.com/doc/102841/VIOLENCIA-FAMILIAR

[3] Instituto de Ciencias y Humanidades, y colegio Bertolt Brecht. “¿Cómo afrontar la violencia familiar?” Disponible en:

http://www.conamat.edu.pe/PPFF/COMO%20AFONTAR%20LA%20VIOLENCIA%20FAMILIAR.pdf
[4] Instituto de Ciencias y Humanidades, y colegio Bertolt Brecht. “¿Cómo afrontar la violencia familiar?” Disponible en:

http://www.conamat.edu.pe/PPFF/COMO%20AFONTAR%20LA%20VIOLENCIA%20FAMILIAR.pdf

PALACIOS BANCHERO, Alejandra. (Psicóloga clínica y comunitaria, Conciliadora extrajudicial especialista en Familia). “VIOLENCIA FAMILIAR”. Disponible en:

http://www.scribd.com/doc/102841/VIOLENCIA-FAMILIAR
[5] ARDITO VEGA, Wilfredo y LA ROSA CALLE, Javier. “Violencia Familiar en la Región Andina”. Disponible en:
http://www.idl.org.pe/Publicaciones/vf.pdf
[6] Instituto de Ciencias y Humanidades, y colegio Bertolt Brecht. “¿Cómo afrontar la violencia familiar?” Disponible en:

http://www.conamat.edu.pe/PPFF/COMO%20AFONTAR%20LA%20VIOLENCIA%20FAMILIAR.pdf
[7] ANDÍA BOBADILLA, José Wilfredo; COILA CHOQUE, Noelia Milagros; TORRES FRISANCHO, María Luisa. “Violencia Familiar y Políticas Sociales en el Perú: Algunas reflexiones desde Trabajo Social”. Disponible en:

http://www.ubiobio.cl/cps/ponencia/doc/p14.4.htm
[8] Suares, Marinés. Mediando en sistemas familiares. Buenos Aires: Paidós, 2002.
[9] Ormachea Choque, Iván. "Violencia familiar y conciliación". Derecho 52. Revista de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima, abril de 1999.
[10] RAMOS, Manuela. “Derecho a una vida sin violencia, derechos sexuales y reproductivos, derechos políticos y ciudadanía, derechos económicos”. Disponible en: http://www.manuela.org.pe/violencia.asp
[11] ABUSO SEXUAL está disponible en: http://www.buenasalud.com/lib/ShowDoc.cfm?LibDocID=3005&ReturnCatID=1887

[12] PREVALENCIA está disponible en: http://www.flora.org.pe/pdfs/violencia_fam_sex_aborto_der_reprod.pdf
[13] ESTADISTICAS DEL MIMDES:
http://www.mimdes.gob.pe/pncvfs/estadisticas.htm
[14] Obtenido de: Sistema de Registro-PNCV – MINDES. Centros de Emergencia Mujer (CEM)

[15] Obtenido de: Sistema de Registro-PNCV – MINDES. Centros de Emergencia Mujer (CEM)
[16] LA VIOLENCIA SOCIAL está disponible en:
http://www.psicologia-online.com/colaboradores/vacaflor/violencia.html
[17] VIOLENCIA SOCIAL está disponible en:
http://www.universidadperu.com/articulo-violencia-social-universidad-peru.php
[18] EL PODER EN LA SOCIEDAD está disponible en:
http://www.monografias.com/trabajos10/vioso/vioso.shtml
[19] MALTRATO INFANTIL está disponible en:
http://www.monografias.com/trabajos10/vioso/vioso.shtml
[20] VIOLENCIA Y EXCLUSIÓN SOCIAL está disponible en:
http://www.centrojuanmontalvo.org.do/spip/IMG/pdf/Violencia_y_Exclusion_Social_Villaman_.pdf
[21] LEGISLACION NACIONAL está disponible en:
http://www.flora.org.pe/pdfs/violencia_fam_sex_aborto_der_reprod.pdf

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